El Juzgado de Instrucción número 20 de València, en funciones de guardia de incidencias, ha acordado este viernes el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para Rafael como autor de un delito de homicidio por matar a golpes con una mancuerna a su compañero de piso mientras sufría un brote psicótico. El magistrado remitirá las actuaciones realizadas este viernes al Juzgado de Instrucción número 17, que ya tenía abierta previamente una causa por estos hechos, según informan fuentes del TSJCV.
La muerte de Ángel C.M., vecino «de toda la vida» del número 1 de la Plaza Arturo Piera, en el barrio valenciano de Nou Moles, se producía minutos después de que la propia víctima llamara al 112 para alertar de que Rafael, el hombre al que le había alquilado una habitación para obtener unos ingresos extra, en tratamiento psiquiátrico y con una importante discapacidad visual, llevaba toda la tarde muy nervioso y agresivo, le había amenazado varias veces y en ese momento estaba intentando saltar desde la ventana.
Una hora antes, sobre las 20.30 horas, Emergencias había recibido una llamada previa. Eran los vecinos de Ángel, que alertaban de los gritos y golpes que escuchaban en la vivienda. A pesar de que varias patrullas se desplazaron hasta la vivienda, los efectivos abandonaron el edificio pensando que se trataba de una falsa alarma después de llamar al timbre y no obtener respuesta. Cuando los efectivos trataron de socorrer al fallecido ya era demasiado tarde: el hombre con el que vivía había acabado con su vida golpeándole violentamente en la cabeza con una mancuerna.
Brote psicótico
Los hechos de los que informó Levante- EMV, del mismo grupo editorial que Mediterráneo, en exclusiva tuvieron lugar la noche del martes, sobre las 21.30 horas, cuando, tras recibir el segundo aviso, varias patrullas de la Policía Nacional y de la Local acudieron inmediatamente hasta el lugar. Aunque, una vez más, nadie les abría la puerta del domicilio indicado por los vecinos, en esta ocasión los agentes pidieron la colaboración de los Bomberos de València. Efectivos de ese cuerpo acudieron con una escalera de altura, en la que se izaron un bombero, dos policías locales y un policía nacional.
Una vez arriba, el agente de la Policía Nacional, que disponía de una pistola Taser de dotación -estaban advertidos de que al menos una de las personas que reside dentro es un paciente psiquiátrico-, accedió al interior de la vivienda y encontró a la víctima, en el suelo, con la cabeza destrozada a golpes, y al presunto homicida, ensangrentado, subido a horcajadas encima de él y con el arma homicida, una mancuerna, aún en la mano. El agente le conminó a apartarse de su víctima, soltar el arma y echarse al suelo y, tras una tensa espera de unos pocos minutos, ya que el supuesto homicida seguía en pleno brote psicótico y no parecía responder, acabó por obedecer, de manera que el policía pudo esposarlo y detenerlo.
El detenido, en la cesta de los bomberos
El presunto homicida tuvo que ser bajado a la calle en la misma cesta de los bomberos, eso sí, esposado y fuertemente custodiado para evitar nuevas agresiones, ya que el cuerpo de la víctima quedó tendido en el pasillo de la casa, muy cerca de la puerta principal, obturando esta e impidiendo su apertura tanto desde el rellano, como desde el interior. La posición y lugar donde estaba el cadáver denotaban que la víctima ha tratado en vano de escapar de su agresor. Al lugar se desplazaron agentes del grupo de Homicidios y de la Policía Científica, ambos de la Policía Nacional, para hacerse cargo de la investigación, los primeros, y de la inspección ocular, los segundos.
Pasadas las 11.00 horas de este miércoles, los especialistas de la científica volvían a la vivienda para tomar muestras y buscas vestigios que puedan aportar luz a la investigación. El cuerpo sin vida de Ángel C. M. era trasladado pasada la una de la madrugada de este miércoles al Instituto de Medicina Legal (IML) de València, donde ya le ha practicado la autopsia. Tras su detención, el agresor fue atendido por el personal sanitario de una ambulancia del SAMU que el Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) desplazó hasta el lugar.
Coches patrulla de la Policía Nacional y de la Local, bomberos y un SAMU han acudido al lugar. / Fernando Bustamante
El homicida fue evacuado a un centro hospitalario de València para recibir asistencia por las contusiones y el traumatismo craneoencefálico que presentaba, permaneciendo bajo custodia policial mientras los psiquiatras trataban de estabilizar su estado mental, según informaron desde el CICU.
«Nunca se había mostrado agresivo»
La muerte de Ángel ha caído como un jarro de agua fría entre los vecinos del número 1 de la plaza Arturo Piera, un edificio de 65 viviendas donde el fallecido residía «toda la vida». Sus vecinos lo describen como «un hombre tranquilo«, «un chico que no generaba problemas» y una persona «que hacía siempre su marcha». Tras la muerte de sus padres, quienes compraron la casa hace más de medio siglo, y de su hermano, con el que vivía hasta hace algo más de un año, cuando falleció, Ángel decidió alquilar una habitación de la casa familiar para compartir gastos.
Lo hacía creyendo que era una buena manera de «ganar un dinero extra», explica un allegado del fallecido, quien señala que la víctima era un guardia jurado en paro «desde hace bastante tiempo». El vecino reconoce que la víctima «tenía un carácter un poco fuerte», como también lo tenía Rafa, el hombre al que le alquiló la habitación, lo que provocaba que ambos discutieran constantemente. «Siempre se estaban gritando, pero nunca imaginamos que fuera a pasar algo así», reconoce.
A pesar de que se había instalado en la casa «hace cinco o seis meses», el detenido también era muy conocido en el barrio. «Lo conozco desde hace muchísimos años, pero nunca ha mostrado una actitud agresiva», remarca un vecino del barrio, quien conocía los problemas psiquiátricos que padecía el detenido. Así con todo, subraya, «es un hombre que nunca daba problemas». «Estamos todos conmocionados, porque nunca pensamos que pudiera pasar esto», remarca el vecino.
Suscríbete para seguir leyendo















