No son meras irregularidades administrativas, aquí hay sobreprecios y vínculos familiares

«No son meras irregularidades administrativas. Estas sirvieron para ocultar sobreprecios y vínculos familiares«. Así se ha referido el fiscal Anticorrupción Pablo Romero al caso Aguas de Calp durante su informe de conclusiones finales este jueves en el juicio que se está celebrando en la Audiencia de Alicante. El macroproceso ha entrado en su recta final tras más de dos décadas de instrucción judicial. El viernes será el turno de las defensas y la causa quedará vista para sentencia. La Fiscalía ha mantenido los cargos de prevaricación, fraude y estafa para los ocho imputados, aunque ha planteado atenuantes de dilaciones indebidas para todos ellos por los veinte años de instrucción judicial. Sin embargo, la mayor rebaja ha sido para los tres acusados que se han declarado culpables y han admitido que se prestaron a figurar como administradores de las mercantiles bajo sospecha. Para las acusaciones, el objetivo de estos hombres de paja era ocultar que las obras de renovación de la red de aguas de Calp los estaba ejecutando Francisco Artacho, cuñado del que era concejal de Aguas y diputado provincial responsable de las políticas hídricas, Juan Roselló. Los trabajos, que inicialmente iban a tener un presupuesto de 4,7 millones de euros, fueron adjudicados a dedo por Aguas de Calp a la mercantil de Artacho, constituida con tan solo 3.000 euros de capital social, y que se dedicó a subcontratar los trabajos a otras mercantiles, algunas de las cuales no cobraron.

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