Parece un pueblo más… hasta que pruebas lo que ofrecen en su interior

Un pueblo pequeño con sabor grande

La localidad de Almedíjar, en la provincia de Castellón, cuenta con tan solo 288 habitantes, según datos del INE. A pesar de su reducido tamaño y de no ser un destino turístico habitual, en su casco histórico se alza un restaurante que está revolucionando la gastronomía local. 

El establecimiento se llama El Castillo —fundado en 1999— y destaca por su cocina centrada en carnes a la brasa, producto de proximidad, verduras frescas, aceite y quesos locales y un marcado enfoque de kilómetro 0

Por qué comer allí merece la pena

  • Reconocimiento de prestigio: El Castillo aparece recomendado por la Guía Repsol por su calidad y propuesta gastronómica

  • Opiniones excelentes: En sitios especializados como Tripadvisor registra una valoración de 4,3 sobre 5, con elogios a la calidad de la comida y al servicio. Una de las reseñas incluso afirma: «Lo hacen todo de categoría». 

  • Servicio sólido a pesar del entorno rural: Aunque está en un entorno poco transitado, recibe suficientes visitantes como para mantenerse activo, lo que demuestra que su reputación supera el anonimato del pueblo. 

Un entorno natural e histórico que conquista

Almedíjar se ubica en la comarca del Alto Palancia, cerca del parque natural de la Sierra de Espadán. Su casco antiguo conserva arcos y restos de murallas medievales, lo que le da un encanto especial.

Entre los atractivos del municipio se encuentran la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, antiguos vestigios defensivos como el llamado Castillet y el acceso al Castillo del Monte de la Rodana, visible desde buena parte de la sierra. 

Además, el entorno natural propicia rutas de senderismo, excursiones y contacto directo con la naturaleza, lo que convierte la visita en una experiencia completa: historia, paisaje y gastronomía.

Un destino ideal para escapadas desde Valencia

A menos de una hora en coche desde la ciudad de Valencia, Almedíjar ofrece una propuesta diferente a las rutas costeras más comunes. Su discreción y autenticidad, unidas a la alta cocina en un entorno rural, lo convierten en una opción atractiva tanto para quienes buscan tranquilidad como para amantes de la buena mesa.

Visitar un pueblo de menos de 300 habitantes y salir con un recuerdo gastronómico potente no es habitual. Pero en Almedíjar, esa experiencia es real. Este restaurante demuestra que, a veces, los mejores descubrimientos se encuentran donde menos te lo esperas.

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