«Camino de la Atlántida llegamos al fin del mundo. Nos guiaron las leyendas, los azules más profundos». Así suena uno de los fragmentos de Piel de Sal, el nuevo villancisco de Canarias –realizado por Teodoro y Guillermo Ríos y producido por Rover Flow Pictures–, que renueva la tradicional canción Una sobre el mismo mar. El propósito ahora es claro: recordar, especialmente en Navidad, que todos los canarios comparten «la misma piel, independientemente de su color, marcada por la sal del océano que une al Archipiélago», explica el viceconsejero de Comunicación y Relaciones con los Medios, Jonathan Domínguez, quien añade que con la obra se pretende «dar continuidad» a la construcción de la identidad canaria.
Crear ese imaginario común invita a la sociedad canaria a «valorarlo, defenderlo y protegerlo», y la música actúa como el puente que refuerza ese vínculo colectivo. «Vamos, cantemos, somos siete sobre el mismo mar» ponía el acento en el sentimiento de pertenencia y, en palabras de Domínguez, buscaba «apaciguar el pleito insular» que entonces seguía muy presente. «Canarias es una sola tierra» era el mensaje repetido, pero Con Piel de Sal, el foco se desplaza y más allá del territorio, la canción subraya que son las personas quienes dan forma a la identidad isleña.
La canción
Del pasado aborigen a la Canarias actual. El villancico traza un hilo conductor que simboliza la transmisión del sentimiento de pertenencia. Un legado que permanece vivo a pesar del paso del tiempo. En el videoclip, este vínculo se refuerza a través de instrumentos tradicionales –algunos ya empleados por los antiguos pobladores– que continúan presentes en la música popular y alimentan el folclore del Archipiélago.
En las imágenes aparecen el tambor de El Hierro, el tambor gomero, el cono de Gran Canaria o Tenerife, las lapas y el silbo gomero. Todos ellos elementos que remiten a un imaginario cultural propio que la pieza busca poner en valor sin desplazar los símbolos ya consolidados. «Si brillan las estrellas perdura mi piel de sal. Si rompen las mareas, la esperanza quedará», canta el villancico, que también incorpora guiños a la realidad contemporánea del Archipiélago con mensajes como «la isla que cuidar». Una referencia a la situación actual de la Comunidad Autónoma y a retos como el turismo, explica Guillermo Río.
Aunque crear un nuevo villancico tras el éxito de Una sobre el mismo mar suponía un «auténtico reto», integrar pasado y presente fue una de las apuestas fundamentales del proyecto, especialmente teniendo en cuenta que la historia del Archipiélago se remonta a 2.500 años. En este marco, el videoclip apuesta de forma decidida por el talento del Archipiélago, con presencia de artistas de todas las Islas, entre ellos la cantante Marilia Monzón, encargada de interpretar la canción.
Los niños
Los auténticos protagonistas del videoclip son los niños. «No hay mejor vehículo que la Navidad para conectar con ellos y enseñarles su propia historia», reconoce Teodoro Ríos. Esa idea se materializa en una de las escenas centrales: una niña que encuentra un bucio y lo sostiene como si fuera un objeto mágico, capaz de convocar algo que va más allá de lo visible. Es la metáfora de quienes descubren su pasado y se emocionan al reconocerse en él.
La propia letra del villancico refuerza ese viaje identitario: «Dejamos atrás la playa, fundamos nuevos hogares. Tatuado en el recuerdo llevo un mapa de volcanes. Ocho corazones, bajo un mar de nubes. El eco del barranco guarda nuestra voz». La canción, asegura Domínguez, «ya no solo apela a la memoria. Sobre todo llega al corazón» de los canarios que, al escucharla, se encuentran frente a un espejo de su propia historia y de su cultura.
Ahora, el nuevo villancico aspira a integrarse en un imaginario renovado capaz de seguir despertando ilusión entre los isleños. Todo ello bajo un cielo estrellado –otro de los grandes protagonistas del vídeo– que actúa como «testigo» simbólico de la historia canaria y de las generaciones que la han construido.
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