- Un brote que sacude al mercado exterior
- Las cifras que están en juego
- La importancia de la regionalización
- Preocupación en el sector catalán
- Diplomacia a contrarreloj
- Mensaje de tranquilidad y refuerzo sanitario
- Un modelo exportador puesto a prueba
El movimiento del país asiático pone en riesgo un negocio valorado en 787 millones de euros, una pieza clave para el sector cárnico español.
Un brote que sacude al mercado exterior
La aparición del foco, que no tiene efectos sobre la salud humana pero sí es letal para cerdos y jabalíes, ha bloqueado 121 certificados de exportación de los más de 400 existentes, según el Ministerio de Agricultura.
Japón y México, dos de los mercados más proteccionistas, reaccionaron de inmediato con un cierre total que coloca al porcino español en una situación de máxima tensión.
El virus ha obligado también a activar una zona de vigilancia de 20 kilómetros alrededor de Bellaterra, que incluye 39 granjas con restricciones de movilidad y prohibición de exportar durante un año.
La enfermedad circula ya por 14 países europeos, lo que aumenta la presión sobre España y la necesidad de demostrar, una vez más, la fiabilidad de su sistema sanitario.
Las cifras que están en juego
El impacto potencial del veto japonés se entiende al revisar las cifras. Según explica a Confidencial Digital Alberto Herranz, director general de INTERPORC (Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca), España exporta fuera de la Unión Europea (UE) 1.300 toneladas de porcino, valoradas en 3.700 millones de euros.
A nivel global, las exportaciones del sector suman 8.700 millones, de los que 5.000 provienen de la UE y 4.000 de países terceros.
En este mapa, China concentra 539.000 toneladas y 1.100 millones de euros, mientras que Japón, ahora cerrado, supone 200.000 toneladas y 787 millones de euros. “Japón estaría sobre un 7% en tonelada y un 9% en valor”, detalla Herranz.
Cataluña, región epicentro del brote, exporta más de 4.000 millones de euros en porcino. De esa cifra, 486 millones corresponden a China y 350 millones a Japón, lo que convierte el cierre asiático en un golpe especialmente sensible para las empresas del territorio.
México, que también ha suspendido las compras, representa alrededor de 20 millones de euros, con especial peso en el cerdo ibérico.
La importancia de la regionalización
Mientras Japón ha optado por un cierre total, otros países como Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur aplicarán restricciones solo a la zona afectada gracias a la aceptación del principio de regionalización. Este mecanismo permite que, ante un brote localizado, las prohibiciones se limiten a esa área y no al conjunto del país.
España había logrado hace apenas tres semanas un acuerdo de regionalización con China, que ahora se revela crucial.
“Se ha demostrado que se garantizan las exportaciones admitiendo la regionalización como ámbito la provincia. La provincia de Barcelona queda restringida, pero España puede exportar al resto de China”, celebra Herranz.
El acuerdo con Japón estaba “bastante avanzado”, según Giuseppe Aloisio, director general de ANICE (Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España), pero no llegó a firmarse a tiempo.
“Esto pasa de la noche a la mañana y ahora hay que intentar convencer para que admitan la regionalización y no veten todas las exportaciones”, lamenta.
Preocupación en el sector catalán
La industria catalana, una de las mayores potencias exportadoras del país, asume el golpe con inquietud. “Hay muchísima preocupación, sobre todo en el área de Barcelona”, explica Aloisio. Cataluña concentra operadores de gran tamaño, altamente dependientes del comercio exterior.
La alerta sanitaria ya ha tenido efectos visibles en el mercado. “La lonja de Mercolleida ha bajado 0,10 euros, un primer síntoma del nerviosismo en la producción primaria”, señala el director de ANICE.
El sector teme no solo el impacto comercial, sino la evolución del brote. Si el foco se mantiene en la fauna silvestre —como esperan los productores— el daño será limitado. Pero si alcanza al cerdo doméstico, el escenario cambiaría por completo: sacrificios masivos, vaciado sanitario y paralización de granjas durante meses.
Diplomacia a contrarreloj
El Ministerio de Agricultura trabaja con embajadas y gobiernos extranjeros para frenar una reacción en cadena. “Están negociando, intercambiando información y mostrando resultados sanitarios”, explica Herranz, quien destaca que España lleva más de una década diversificando mercados y construyendo una imagen de socio de confianza.
Aloisio alerta sin embargo de que el Ministerio está “absolutamente desbordado” desde el viernes por la multiplicación de gestiones, controles y comunicaciones con países terceros. Reclama más personal para hacer frente al volumen de trabajo.
El sector está pendiente de la publicación oficial de los municipios afectados por las restricciones, un paso necesario para que países como Reino Unido, que ya admiten la regionalización, puedan reactivar trámites y normalizar el comercio.
Mensaje de tranquilidad y refuerzo sanitario
INTERPORC insiste en lanzar un mensaje claro: “Se puede consumir carne de porcino con toda tranquilidad”, recuerda Herranz. La PPA solo afecta a animales y no supone riesgo para las personas.
La interprofesional pide además extremar las medidas de bioseguridad, reforzarlas en zonas de ocio y bosque y seguir las prohibiciones de tránsito establecidas por la Generalitat para evitar que la enfermedad avance.
El sector pondrá en marcha en los próximos días acciones de comunicación y concienciación en las áreas afectadas y en mercados internacionales clave como Japón, China, Vietnam o México.
La estrategia será la misma que en crisis anteriores: transparencia, información veraz y mostrar la robustez del sistema sanitario español.
Un modelo exportador puesto a prueba
España exporta porcino a más de 130 mercados, un logro construido sobre un sistema de producción considerado el más exigente del mundo, en palabras de INTERPORC. La crisis de Bellaterra pone a prueba ese prestigio, pero también la capacidad de reacción de la administración y las empresas.
“Hemos demostrado desde hace mucho tiempo la unión entre sector y administración”, reivindica Herranz. Esa alianza será ahora determinante para convencer a Japón —y quizá a otros países— de que el brote no justifica un cierre total.









