El Real Mallorca tenía que ganar en Soria ante el Numancia y lo hizo (2-3). Con más eficacia que buen fútbol, todo sea dicho, pero lo importante es que en el próximo sorteo la papeleta de los bermellones estará en el bombo. Los goles de Llabrés y Abdón en la primera parte, más otro de penalti en la segunda mitad del de Artà, fueron suficientes para desnivelar la balanza ante el conjunto soriano en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey, a pesar de una segunda mitad en la que la relajación visitante y el atrevimiento del Numancia puso en peligro el pase a la siguiente ronda con los tantos de Jony y Danese.
El ridículo del curso pasado ante el Pontevedra todavía colea en la memoria del mallorquinismo y del equipo, que no podía permitirse quedar eliminado de nuevo ante un equipo de la cuarta categoría del fútbol español. Con una alineación repleta de pocos habituales y con Cuéllar convirtiéndose en el futbolista más veterano (41 años y 6 meses) en disputar un partido oficial con la elástica bermellona, los de Jagoba Arrasate, que volvía a sus orígenes, cuajaron una primera parte digna y una segunda mala que por poco les costó caer eliminados.
Una de las misiones de los bermellones era no repetir la triste imagen que se dio ante el Atlètic Sant Just. Y se cumplió, al menos en cuanto a intensidad y estar metidos. Pese a los problemas de Mateu Jaume para controlar al eléctrico Matos, el partido discurría al ritmo que quería el Mallorca.
El primer gol llegó al siete de partido. Asano recibió entre líneas, buscó al espacio a Llabrés y el mallorquín, tras controlar, la colocó en la escuadra derecha.
Y en el 24, fue el turno de Abdón. Un centro al segundo palo lo remató Kumbulla. El portero la tocó y el balón fue al palo, cayendo a Abdón, que controló y marcó a placer. De ahí al final de la primera parte, control total del Mallorca hasta el descanso, seguramente el plan soñado por Arrasate. Sin embargo, a la vuelta de vestuarios, el Numancia salió a por todas y el Mallorca, dormido, pagó pronto las consecuencias.
Jony recortó distancias tras un fallo en la salida del balón, metiendo el miedo en el cuerpo a los bermellones. Y apenas dos minutos después, un larguero hizo temer lo peor. Los primeros 15 minutos fueron locales, teniendo ocasiones y siendo muy incisivos en la presión, mientras que el Mallorca no conseguía enlazar dos pases, recordando a la versión que se dejó empatar por Osasuna.
Menos mal que en el 64, un fallo tremendo de Danese al no controlar un balón permitió a Asano meterse en el área. El central, para más inri, se tropezó y le hizo la zancadilla con la mano al nipón. Penalti clarísimo y Abdón marcó el tercero, devolviendo un poco de tranquilidad a los visitantes.
Pero duró poco. Un error de Cuéllar por alto acabó en una jugada embarrada en el área que finalizó con una volea de Danese para volver a colocar a su equipo a un gol de distancia. Quince minutos por delante y el Mallorca no se podía permitir dejarse empatar. De hecho, Arrasate metió en el campo a Mascarell y Samu, dejando claro que veía peligrar el pase a la siguiente ronda.
Por suerte, el marcador no se movió más y el Mallorca estará en la siguiente ronda. Pero si este partido debía servir para disipar dudas, no lo consiguió.













