La ministra de Sanidad, Mónica García, ha pedido este martes el apoyo «de todas las comunidades y de todos los partidos» al protocolo de actuación común frente a los virus respiratorios, incluido la gripe, que se votará este miércoles en la Comisión de Salud Pública. El documento establece los escenarios de riesgo -un total de cuatro- indicadores y medidas que marcarán la respuesta coordinada frente a la gripe, y otros virus respiratorios estacionales, este invierno. Cada nivel determina distintas actuaciones y en distintos entornos, desde el uso de mascarillas, pasando por el teletrabajo o el refuerzo de los servicios de urgencias si se produce saturación en los centros.
El texto, consultado por El Periódico, lleva por título ‘Recomendaciones para el control de las infecciones respiratorias agudas’ y ha sido redactado por el Comité Técnico del Sistema Nacional de Alerta Precoz y Respuesta Rápida (SIAPR) y revisado en noviembre de 2025. Recuerda que las epidemias estacionales de virus respiratorios, pueden generar situaciones de «gran estrés e incluso saturación de los servicios asistenciales, tanto en atención primaria como en hospitales y servicios de urgencias». Por eso, se establece por primera vez un marco homogéneo de indicadores, niveles de riesgo y medidas escalonadas. Estas son las claves.
Sanidad remarca que, siguiendo recomendaciones del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras la pandemia se puso en marcha un sistema de vigilancia integrada de infecciones respiratorias agudas (IRAs) en España con capacidad para vigilar la evolución de las epidemias anuales.
La principal fuente de información que permitirá obtener indicadores comunes y comparables en todo el territorio para la realización de la evaluación del riesgo es el Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias agudas en España (SiVIRA). Ofrece información semanal que permite una vigilancia de alta sensibilidad y, además, la caracterización de los componentes virológicos específicos causantes de las principales infecciones respiratorias en cada momento. La clave es la construcción de umbrales comunes en todo el territorio. Se contemplan cuatro escenarios de riesgo (0, 1, 2 y 3). En función de cada escenario, los expertos proponen una serie de recomendaciones.
Los niveles de alerta que establece el protocolo son los siguientes:
Escenario 0: cuando los indicadores de transmisibilidad de SiVIRA se encuentran en nivel interepidémico o basal (la tasa de incidencia de la gripe: casos por cada 100.000 habitantes), el cual marca el límite entre la actividad normal interepidémica y el comienzo de una epidemia estacional, salvo que, tras la consideración de los restantes indicadores, haya motivos para asignar un nivel de riesgo superior.
Urgencias de un hospital / EFE
Escenario 1: cuando los indicadores de transmisibilidad de SiVIRA se encuentran en nivel bajo o medio.
Escenario 2: es cuando los indicadores se hallen en nivel alto, salvo que, tras la consideración de los restantes indicadores haya motivos para asignar un nivel de riesgo superior o inferior.
Escenario 3: cuando los indicadores alcanzan un nivel muy alto o haya información que haga valorar que existe riesgo pandémico.
En el escenario 0, se aconseja difundir mensajes como revisar las recomendaciones de vacunación para todos los grupos de población; la importancia de las medidas higiénicas; la reducción, en la medida de lo posible, de las interacciones sociales en aquellas personas que tienen sintomatología respiratoria y, el uso de mascarilla quirúrgica durante esos contactos, especialmente si van a tener acceso a personas vulnerables.
En el escenario 1, se recomendará a las personas que presenten sintomatología de IRA el uso de mascarilla, la reducción de las interacciones sociales, y medidas de higiene respiratoria y manos durante los 5 días posteriores al inicio de síntomas con el objetivo de disminuir la transmisión. Se recomienda favorecer el teletrabajo de las personas que presenten sintomatología.
En residencias, en caso de que los trabajadores que están en contacto con población vulnerable sean casos de IRA, se les reubicará en áreas donde no haya contacto directo y, de no ser posible, se recomienda dar de baja a la persona durante los 5 primeros días tras el inicio de los síntomas. Una vez reincorporada, seguirá utilizando permanentemente la mascarilla hasta, al menos, la remisión completa de los síntomas.
En hospitales, centros de salud y similares se recomienda utilizar la mascarilla quirúrgica a todas las personas, tanto personal sanitario como pacientes y acompañantes, en ámbitos vulnerables como salas de tratamientos quimioterápicos, unidades de trasplantados y similares.
En el escenario 2, «se aconseja activamente» a las personas con riesgo de desarrollar complicaciones graves (grupos de mayor edad o con enfermedades subyacentes) la utilización de mascarillas en sus interacciones sociales cuando no pueda garantizarse la distancia o el uso de forma permanente para todos los trabajadores de los ámbitos vulnerables, pero no para los pacientes o residentes, valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que, según su situación específica y vulnerabilidad, así se determine.
En hospitales, centros de salud y similares se aconseja el uso de mascarilla, tanto por los trabajadores como por los pacientes y sus acompañantes, en lugares de uso común como salas de espera o urgencias hospitalarias, valorando su obligatoriedad de manera general. Además, se propone el incremento, si es necesario, de las capacidades de los servicios de urgencias y de UCI.

Una enfermera en una UCI, durante la pandemia. / EP
Finalmente, en el escenario más grave, el 3, se plantea reforzar la coordinación entre los territorios mediante la convocatoria, si procede, de reuniones extraordinarias del Pleno del Consejo interterritorial o, en caso necesario, valorar la adopción de medidas adicionales y excepcionales que se implementarán de acuerdo a la normativa específica.
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