En apenas cuarenta y ocho horas, Alberto Núñez Feijóo orilló sus guiños cómplices a Junts per Catalunya, que se visualizaron como nunca antes en su discurso el pasado viernes en Barcelona en un acto de la patronal Foment del Treball, y pasó al ataque. Lo hizo en su encendida intervención en la concentración de este domingo en el Templo de Debod de Madrid, donde el Partido Popular (PP) logró que decenas de miles de personas (la delegación del Gobierno concedió 40.000) clamasen por el fin del Gobierno de Pedro Sánchez e incluso por la entrada en prisión del presidente. El líder de la oposición -precedido en el uso de la palabra por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en un acto que contó con la presencia de los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy- optó por dirigirse uno por uno a los grupos con representación parlamentaria, y si bien no mencionó expresamente a los de Carles Puigdemont, quedó bien claro que lo dicho en referencia a los «nacionalistas e independentistas» iba especialmente por ellos.
Tras dejarles claro que «nunca vamos a entender España como la entendéis vosotros», y advertirles a continuación que «nosotros creemos en la igualdad entre los españoles, y en el cumplimiento de la ley», les lanzó una serie de invectivas en forma de interrogaciones retóricas: «No vamos a compartir vuestra ideología, pero cabe preguntaros: ¿vuestra ideología es sostener la corrupción? ¿vuestros ideales son justificar las mentiras? ¿no importa la honestidad? ¿ni siquiera importa perjudicar a esa tierra que queréis o decís defender? ¿hasta dónde vais a seguir tragando para mantener lo vuestro? ¿hasta dónde? Esos que se llaman nacionalistas e independentistas», concluyó, fuertemente ovacionado.
Al iniciar la retahíla de preguntas, una parte del público no menor iba contestando afirmativamente, pensando quizás que se trataba más de atacar a los grupos mencionados que a lanzarles un reto en forma de pregunta, en principio la intención original del discurso. En cualquier caso, el tono de Feijóo se encendió notablemente, abandonando las palabras cómplices en el acto del pasado viernes, donde fue presentado por Josep Sánchez Llibre, ex dirigente de la extinta Convergència i Unió (CIU). Algo que puede explicarse en parte por el formato muy distinto de ambos discursos (una intervención en un foro ante empresarios, en el primero de los casos; un mitin de partido, aunque camuflado bajo el paraguas de una concentración cívica, en el segundo) pero que también podría obedecer a una estrategia de palo y zanahoria con Junts, sin cuyos siete votos en el Congreso de los Diputados sería imposible la moción de censura con la que el líder popular sigue coqueteando.
En la misma parte del discurso, y de nuevo en un tono mucho más apremiante que el empleado en el acto de Foment de Treball, Feijóo afirmó que «esto no va de centralismo o nacionalismo, esto no va simplemente del PP o del PSOE, esa excusa ya no vale, esa excusa ya no cuela, ni siquiera cuela ya eso de que viene la ultraderecha… esto va de vergüenza o dignidad, esto va de mentira o verdad, esto va de corrupción o limpieza, esto va de delinquir o servir, y hay que retratarse, retratarse todos, en las acciones, en los votos, en las conductas», remató su razonamiento.
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