El INE detecta un giro silencioso en el ahorro español que estalla en 2025

Según la última Contabilidad Nacional del INE, dos señales destacan por encima del ruido. La primera: el consumo privado avanza, pero menos de lo esperable. La segunda: el ahorro crece a un ritmo impropio de un ciclo expansivo. Todo en un contexto donde el precio de la vivienda ha repuntado un 12,27% interanual y el alquiler acumula un alza del 72% en la última década.

Funcas y el Banco de España coinciden en que no es un movimiento pasajero —algo propio de un susto coyuntural— sino la punta del iceberg de un fenómeno que se está consolidando. Por eso los expertos hablan ya de un “cambio de régimen”: un ahorro que crece incluso cuando la economía invita a lo contrario.

El dato que confirma el cambio silencioso en el ahorro español

Variable Valor Fecha Fuente
Tasa de ahorro hogares 13% aprox. 2025 Funcas / INE

La tasa de ahorro española ronda hoy niveles cercanos al doble de la media registrada entre 2000 y 2019, cuando lo habitual era un 8,6%. Esta cifra —la incógnita del artículo— confirma que las familias guardan una parte extraordinariamente elevada de su renta disponible. No es una anomalía puntual: lleva reproduciéndose desde finales de 2022.

¿Por qué los hogares ahorran más cuando deberían consumir?

El olor a café de oficina, el mismo que acompaña cada conversación sobre hipotecas, ayuda a entender el primer gran motivo: el precio de la vivienda. España vive un encarecimiento continuo que empuja a miles de jóvenes y familias a un “modo ahorro” forzoso para reunir la entrada de un piso. No se trata solo de prudencia financiera. Es supervivencia inmobiliaria.

En Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia, quien paga 1.150 o 1.300 euros de alquiler sabe que difícilmente podrá ahorrar si no recorta ocio, viajes o compras. Ese sacrificio —repetido mes a mes— explica por qué incluso los trabajadores con ingresos medios destinan cada euro extra a la hucha. Como resume un analista de Funcas (2025): “La vivienda se ha convertido en un impuesto silencioso sobre el consumo”.

Vivienda, inflación e inmigración: el triángulo que altera el ahorro

1. Vivienda: el gran detonante

Eurostat corrobora que España se mueve entre los países donde más se ha encarecido el precio por metro cuadrado en la última década. La consecuencia es directa: para lograr una entrada del 20% más impuestos —unos 60.000 euros en muchas ciudades— la única vía es ahorrar durante años. El Banco de España insiste en este punto en su informe anual de 2024: “El acceso a la vivienda está condicionando la capacidad de consumo futuro”.

  • Precio vivienda 2015–2025: +41,7% (INE)
  • Alquiler 2014–2024: +72% (Comisión Europea)
  • Salarios reales 1994–2024: +2,7% (OCDE)

Los números hablan por sí solos. La vivienda actúa como un imán que absorbe cualquier excedente económico, incluso en hogares de rentas bajas que históricamente no podían ahorrar. Hoy, sin embargo, sí lo hacen: por necesidad habitacional.

2. Inmigración: un nuevo perfil ahorrador

España recibe alrededor de 600.000 nuevos residentes al año. Muchos de ellos envían remesas o construyen un colchón de seguridad para un posible retorno. El ahorro forma parte de su patrón económico natural. Esto está elevando la tasa global y está desplazando el ahorro hacia tramos de renta donde antes era marginal.

Lo confirma un técnico del Banco de España consultado en julio de 2024: “La composición demográfica está alterando la estructura del ahorro español. La aportación de los nuevos hogares es creciente y mayor que en ciclos previos”.

3. Inflación pasada: un trauma reciente

La inflación de 2022 —marcada por la energía y los alimentos— dejó cicatrices. Según el BCE, el quintil de renta más baja sufrió un impacto equivalente al 12,28% de sus ingresos. La pérdida real aun resuena en la memoria económica de millones de españoles. Esa sensación de vulnerabilidad alimenta un ahorro “por si acaso” que no remite pese a que la inflación ya ha bajado.

Un efecto dominó: consumo moderado y más liquidez bancaria

Cuando un hogar afronta un alquiler elevado, un salario real estancado y la expectativa de que el euríbor pueda volver a repuntar, su respuesta es contenida: se reduce el consumo. Lo nota la restauración —el menú del día de 12,50 € pasa a ser un tupper casero— y lo notan las cadenas de moda, donde las compras se espacian más.

Esta prudencia se traduce en mayores depósitos bancarios. Según el Banco de España, los hogares acumulan hoy más liquidez que antes de la pandemia, reflejo de un ahorro precautorio que se ha mantenido incluso cuando la economía mejoraba.

Europa confirma el mismo patrón

Bank of America y el BCE han publicado análisis similares: “La incertidumbre y la inflación pasada pesan más que antes en la decisión de ahorro de los hogares europeos” (BCE, 2024). Es decir, España no es una excepción. Es un caso especialmente visible por el impacto del precio de la vivienda y la presión del alquiler.

¿Qué puede esperar el consumidor español?

Las señales muestran que no habrá un retorno rápido al ahorro pre-covid. La vivienda seguirá cara por la escasez de oferta; la inflación pasada ha dejado un poso de cautela; y la inmigración continuará elevando el peso de los perfiles que ahorran más. En conjunto, España entra en una etapa donde ahorrar ya no es una decisión: es una obligación estructural.

La pregunta es otra: ¿cuánto tiempo podrá sostenerse un país donde ahorrar es condición previa para vivir bajo un techo estable? La respuesta, como admite un economista de Funcas, dependerá de la capacidad para aumentar oferta de vivienda y mejorar salarios reales. Mientras eso no ocurra, el ahorro seguirá siendo el refugio natural del hogar español.

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