Un Barça borrado en la pizarra y encogido en el césped

El despropósito en Stamford Bridge comenzó mucho antes del gol perdonado por Ferran con 0-0 y del autogol cómico de Koundé, al alimón con el propio Ferran, que supuso el 1-0. Cuando llegó ese dramático minuto 27 la diferencia de intensidad en los balones divididos ya era alarmante entre los potentes jugadores del Chelsea, físicamente poderosos y mentalmente decididos, y los ayer encogidos futbolistas del Barça desde el pisotón inicial de Chalobah a Lewandowski. Pese a notar que debajo de su bota no había hierba, sino un pie, apretó más fuerte. Y esa terrible sensación que sintió el polaco fue la que notó el Barça hasta el pitido final del esloveno Slavko Vincic, nefasto y sospechoso, como siempre, en la primera amarilla a Ronald Araujo por protestar siendo el capitán. El uruguayo se autoexpulsó luego.

Pero lo de la superioridad física del Chelsea y el pánico a Vincic por aquel Inter-Barça de la Champions League 2022-23 ya se sabía y había que contrarrestarlo con inteligencia en el césped e ideas en el banquillo. Y ahí conviene buscar el origen, en la lectura del partido de un Hansi Flick que perdió la batalla táctica ya en la pizarra ante Enzo Maresca.

El italiano hizo variaciones meditadas para la ocasión. Tres puntas rápidos como Estevao, Pedro Neto y Garnacho sin un ‘9’ puro (Joao Pedro y Delap  se quedaron en el banquillo) para atacar una defensa adelantada, salida de balón de tres al incrustar a Reece James, habitual lateral derecho, en la media, con Malo Gusto percutiendo al espacio… El Barça no supo ajustar la presión y sufrió.

Flick, en cambio, fue previsible y sus apuestas no mejoraron al equipo. Araujo vio una segunda amarilla absurda y el regreso de De Jong tras su sanción liguera empeoró a un equipo que con Eric de mediocentro, Fermín y Olmo había funcionado.

Para no variar, un despiste colectivo en defensa en un córner provocó un 1-0 cómico que ni el VAR pudo evitar porque un pie de Cubarsí habilitaba a Cucurella, pese a que rozaba el fuera de juego. El pase del lateral catalán quedó muerto en la línea de gol con Ferran y Koundé en condiciones de despejarlo, pero entre los dos se hicieron un lío incomprensible y el francés acabó empujando el esférico hacia su propia portería.

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En el 2-0 quedó retratado De Jong tanto por su pérdida de balón como por su insípido intento de recuperarlo antes de que Estevao mareara a Cubarsí. Y en el 3-0, Balde, que no dio un paso adelante a tiempo, habilitó a Enzo, que se lo regaló a Delap.

No se salvó nadie. Y Flick, tampoco. No se puede olvidar que al Chelsea le faltaba su estrella, Cole Palmer, como en el PSG no estaban Dembélé, Doué, Kvaratskhelia, Marquinhos y Joao Neves el día del 1-2 en Montjuïc. Para reflexionar por mucho que se acuse la baja de Pedri.



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