La cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) es un tesoro de nuestros humedales. Según el proyecto LIFE Cerceta, esta especie, considerada en peligro crítico, depende de marismas y humedales de agua dulce para reproducirse, y su presencia es un indicador de la salud de nuestros ecosistemas. Durante años, la Marisma de Henares, en el Parque Natural de Sanlúcar de Barrameda, fue testigo de un éxito constante: cada temporada se registraban camadas de hasta una docena de pollitos, fruto de un equilibrio natural cuidadosamente mantenido.
Sin embargo, la temporada de 2025 marca un punto de inflexión inaceptable: la marisma está seca y la reproducción ha desaparecido. En 2023 se registraron todavía dos camadas de 12 pollitos y otra de seis, pero ya se percibía un problema creciente. Hoy, la explicación es desconcertante: el caño que rodea la marisma, que históricamente recibía agua sobrante de los regadíos gracias a la generosidad de un regante local, ya no garantiza la inundación de la marisma. Esta falta de agua ha interrumpido un ciclo reproductivo que parecía consolidado.
La situación se complica por la multiplicidad de responsables: Hisparroz, propietario de los terrenos y con concesión de uso a un ganadero local; la Comunidad de Regantes Colonia Agrícola Monte Algaida, encargada de la gestión del caño; y la Dirección de Medio Ambiente del Parque Natural de Doñana, que realiza patrullas diarias y ha documentado persistentemente el problema. A pesar de los informes del proyecto LIFE Cerceta y las notificaciones de los vigilantes, no se ha encontrado una solución efectiva.
Resulta incomprensible que un espacio protegido, con importancia internacional para la biodiversidad, pueda perder su función vital por la falta de coordinación y voluntad política. La marisma no es un terreno más: es un hábitat crítico para la cerceta pardilla, cuya desaparición de la zona refleja un fallo en nuestra gestión del territorio y del agua.
La solución es clara: un acuerdo entre las partes implicadas que permita la regulación y aporte de agua sobrante de los riegos mediante compuertas, asegurando que la marisma reciba el caudal necesario para mantener la reproducción de la especie. Es urgente actuar, no solo por la cerceta pardilla, sino por la integridad de todo un ecosistema que ya ha demostrado su capacidad de recuperación cuando se le da la oportunidad.
La Marisma de Henares es un ejemplo: la pérdida de la reproducción de la cerceta pardilla no es un accidente natural, es un aviso de lo que ocurre cuando intereses económicos, gestión hidráulica y conservación no se alinean. No podemos permitir que desaparezcan nuestros humedales y sus especies emblemáticas por falta de decisión y coordinación. El tiempo de actuar es ahora y la concertación social y el diálogo son el camino.













