Los avances en inteligencia artificial (IA), que se están produciendo a velocidad de vértigo, han hecho que la Unión Europea (UE) haya elaborado un reglamento con la voluntad de regular su utilización y, sobre todo, prevenir riesgos en caso de un uso indebido. Unos objetivos loables, pero que, según los expertos, amenazan con frenar la innovación industrial, así como la investigación en esta materia. De ello se ha hablado en las XL Jornadas de Alicante sobre Economía Española, y más en concreto, en una mesa redonda en la que han intervenido contrastados especialistas como Andrés Pedreño, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante (UA) y presidente de 1MillionBot; Manuel Desantes, exvicepresidente de la Oficina Europea de Patentes y fundador de Magister Lvcentinvs; y Aurelio López, director de la Cátedra para el Desarrollo Responsable del Metaverso. Un foro en el que se han puesto en evidencia los problemas de esta ley que, se ha asegurado, va cinco años por detrás de lo que ha avanzado la propia IA.
Estamos ante un marco muy complejo que favorece la inseguridad y entorpece la investigación
Las jornadas se han estado celebrando en la Universidad de Alicante, bajo el impulso del Instituto de Economía Internacional de la UA y la Asociación Libre de Economía. La mesa redonda en cuestión, titulada «Regular sin frenar: El desafío europeo ante la inteligencia artificial y la automatización. Cómo equilibrar la gestión del riesgo con el impulso innovador frente a EE UU y China», ha estado moderada por Juan José Cortés, director general de Innovación de la Generalitat Valenciana.
Manuel Desantes, Andrés Pedreño, Juan José Cortés y Aurelio López. / PILAR CORTES
Así las cosas, la conversación ha girado alrededor de la ley europea sobre inteligencia artificial y sus repercusiones tanto sobre el ámbito empresarial como sobre el científico. En este contexto, Aurelio López ha destacado que sobre este tema hay dos posturas muy polarizadas. «Por un lado -explica-, hay un sector importante a favor de la regulación, sobre la base de que entienden que es necesaria para reducir riesgos, al tiempo que ofrece seguridad jurídica para introducir productos en el mercado favoreciendo la innovación». Sin embargo, ha añadido, hay otro sector que se muestra abiertamente en contra de este marco, al considerar, subraya López, que «prohíbe algunas conductas que sí se admiten en otros estados y se frena la innovación, con un cumplimiento normativo que eleva los costes, hasta tal nivel que las empresas renuncian a emprender proyectos digitales».
Lo prioritario es desarrollar una IA propia que nos permita tener nuestros propios gigantes tecnológicos
Ante estas dos posturas enfrentadas, el director de la cátedra se sitúa en una posición intermedia. Según sus palabras, «el reglamento es necesario porque el uso de la IA tiene riesgos, pero la regulación adoptada muestra indicios de que las normas establecen requisitos desproporcionados y no benefician la seguridad jurídica, de manera que estamos ante un marco muy complejo que favorece la inseguridad y entorpece la investigación».
Andrés Pedreño, por su parte, no ha tenido dudas a la hora de señalar que la regulación afecta negativamente al desarrollo digital de Europa y de la propia IA, mostrándose crítico, además, con la forma de actuar de Bruselas, a la que ha acusado de querer «hacer una regulación para todo el mundo, exportándola y poniendo orden». Algo que, en su opinión, es contradictorio con la realidad comunitaria, sobre la base de que «no tiene ningún gigante tecnológico».

Un momento de la mesa redonda. / PILAR CORTES
En este sentido, ha instado a la UE a, primero que todo, posicionarse mejor en el ámbito de esta tecnología. «Lo prioritario es desarrollar una IA propia, necesitamos tener nuestros propios gigantes tecnológicos, y eso nos facilitará acordar estándares y proponer una regulación que sea aceptada mundialmente, Necesitamos un momento Airbus«, en referencia a la reacción que hubo en Europa ante la irrupción de Boing».
Hay que negociar con 27 países y al final se regula al milímetro al intentar contentar a todos
Pedreño, además, se ha mostrado convencido de que tanta protección impide el desarrollo, al tiempo que incentiva la fuga de empresas. De hecho, ha citado varios ejemplos de empresas que, cuando han conseguido desarrollos en IA en campos como la medicina, se han marchado a EE UU. «No se quedan en Europa», ha lamentado. Así, ha abogado por un cambio radical, y la necesidad de realizar una fuerte inversión en este campo, al igual que está sucediendo en el país norteamericano.
Complejidad
Manuel Desantes, por último, ha atribuido la densidad de la regulación europea a la complejidad que supone llegar a acuerdos entre 27 países miembros. Así, ha dicho que «la obsesión de la comisión es que, si se trata de una materia nueva, como es la IA, que no desarrollen cada uno de los 27 estados su propia regulación, porque el concepto del mercado comunitario saltaría por los aires». A partir de ahí, ha añadido, «hay que sentarse con todos los países, que tienen unas visiones e intereses totalmente diferentes, e intentar llegar a acuerdos. Así que, al final, se regula al milímetro porque hay que intentar contentar a todos».
Desantes, asimismo, señala que la ley europea ya se ha quedado vieja antes de aplicarse, porque «vamos viendo cómo año a año avanza y se nos va de las manos, hasta tal punto que es una regulación pensada para hace cinco años». Es por ello por lo que, opina, «la ley no se aplicará como está. Probablemente entremos en una situación de relativismo regulatorio, pasando del estado de regulación máxima a la mínima, que a lo mejor es por donde hay que ir».
En estas jornadas, tituladas «La gran transformación económica de España (1985-2025): Mirando al futuro», también han participado otros expertos universitarios de toda España, en temas como la demografía, educación y mercado de trabajo; el crecimiento y bienestar, sector exterior y sector público; la política monetaria; o las transformaciones sectoriales.
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