Las claves
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Sin contar con Kiev pero sí con Rusia. Así es el plan de Estados Unidos para lograr la paz en Ucrania. El plan de paz diseñado por Donald Trump con Moscú pone sobre la mesa reconocer internacionalmente a Crimea y al Donbás como territorios rusos, una cuestión que ni Kiev ni sus socios occidentales van a aceptar.
El plan también exige limitar su Ejército a un máximo de 600.000 soldados después de la guerra, descarta la entrada de Ucrania en la OTAN y obliga a reconocer el derecho a usar el ruso en el sistema educativo y los medios. Además, EEUU lideraría la reconstrucción de Ucrania.
Las otras dos regiones en disputa, Jersón y Zaporiyia, donde hoy cinco personas han muerto en un ataque ruso, quedarían bajo control de cada uno de los bandos según la partición que marque la línea del frente en el momento del cese de las hostilidades, según el documento publicado por medios ucranianos y el Instituto para el Estudio de la Guerra de Washington, un thin tank especializado en conflictos y que ha seguido el desarrollo de la invasión rusa desde sus orígenes.
El plan de EEUU y Rusia, que ha sido negociado en secreto y a espaldas de Ucrania y la UE en las últimas semanas por la Casa Blanca y el Kremlin, también incluye que Ucrania se retire del territorio que todavía controla en su región oriental del Donbás, que quedaría tras la guerra como zona desmilitarizada y sería reconocida de facto internacionalmente como rusa.
La región del Donbás, en el este de Ucrania, comprende las dos unidades administrativas de Lugansk y Donetsk. Rusia controla prácticamente toda Lugansk y alrededor de un 75% de la de Donetsk, donde las fuerzas del Kremlin ganan terreno de forma lenta pero constante desde hace más de dos años.
Central nuclear de Zaporiyia
La central nuclear ocupada de Zaporiyia, la más grande de Europa y bajo control ruso desde el comienzo de la invasión, distribuiría la electricidad a partes iguales al lado ucraniano y al lado ruso.
Respecto a la petición de reducción del número de soldados, en la actualidad el Ejército ucraniano tiene cerca de 900.000 efectivos y Kiev ha insistido en que necesita mantener tras la guerra unas Fuerzas Armadas lo suficientemente numerosas y bien armadas para disuadir a Rusia de volver a invadir su territorio.
El plan de Trump también incluiría limitaciones sobre las armas de largo alcance que posee Ucrania, algo que va en una dirección radicalmente opuesta a lo que Volodimir Zelenski exige de manera continuada a EEUU y la UE en
sus peticiones de más misiles, más armas y más sanciones contra Rusia.
Esta última cuestión es algo en lo que el presidente ucraniano ha insistido esta semana, después de un ataque masivo ruso contra la ciudad de Ternópil este miércoles y en el que murieron 26 civiles, tres de ellos niños.
Elecciones, uso del ruso, amnistía…
Si se acaba firmando este plan de paz, Zelenski deberá someterse a elecciones en un plazo de 100 días desde la entrada en vigor del documento.
Zelenski concluyó su mandato en mayo de 2024, pero la ley ucraniana prohíbe votar mientras el país esté en guerra y sigue en el cargo de forma indefinida hasta que puedan volver a celebrarse comicios.
El documento, que recibió ayer Zelenski, dispone además que Ucrania debe garantizar la libertad religiosa y reconocer el derecho a usar el ruso en el sistema educativo y los medios, algo que está ahora prohibido de facto.
Otro epígrafe del plan contempla la prohibición en Ucrania de “toda la ideología y las actividades nazis”. El Kremlin ha utilizado como argumento para su invasión la supuesta ideología nazi que habría penetrado en el Ejército y el Gobierno ucranianos después del derrocamiento en 2014 en una ola de protestas callejeras masivas del último presidente prorruso de Ucrania.
En su forma actual, el plan garantiza además amnistía para todos los actores implicados en la guerra, y prevé destinar parte de los activos congelados a Rusia en Occidente a un proceso de reconstrucción de Ucrania que lideraría EEUU.
Rusia sería reintegrada plenamente en el sistema internacional de comercio y Ucrania renunciaría al despliegue de tropas de la OTAN en su territorio, una medida que constituye a ojos de Kiev la única alternativa de seguridad viable a su entrada ya casi descartada a la Alianza.









