En el juego de cartas que es la política, Jorge Azcón aún no ha repartido baza, pero conoce las suyas. El presidente de Aragón observa en sus manos la jugada que quiere ejecutar con un inicio seguro y un final deseado. El principio, apretar el botón del adelanto electoral, y el final, si todo sale a deseo del líder del PP en la comunidad, volver a ocupar el sillón del Pignatelli por mandato de los ciudadanos y cálculo parlamentario.
Este miércoles el presidente autonómico pronunció ante los micrófonos de Herrera en Cope la frase que no quería verbalizar nunca en privado: «Si no hay presupuestos en Aragón, tiene que haber elecciones». Diez palabras para alinearse de una tacada con el mandato de Alberto Núñez Feijóo, que pide lo mismo a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, y para poner en tensión a toda una oposición que lleva reclamando urnas desde hace semanas. Tantas como hace que se rompió la relación entre el PP y Vox en Aragón, causa principal de que en la baraja de Azcón los comicios destaquen con más fuerza.
Lo hace en la misma semana en el que la política nacional le ha quitado el asidero que no dependía de sus decisiones en el Pignatelli. El lunes, María Jesús Montero (Hacienda) confirmó a las comunidades autónomas en el Consejo de Política Fiscal y Financiera que su déficit para 2026 sería del 0,1%. «Injusto», dijo Azcón sobre la cifra. «Tarde», también, sobre el dato que necesitaban él y Roberto Bermúdez de Castro para poner el lazo a un techo de gasto y a unos presupuestos que desde hace mucho tiempo están completos en la DGA, según afirman en el Ejecutivo autonómico. Con el déficit «los próximos días» ya apremian a Azcón, que aún moverá la ficha de explicar a los aragoneses y a la oposición cómo pretende gastar un presupuesto que crece «en todas las consejerías», según dijo Bermúdez de Castro en una entrevista con este diario, con una media del 6%.
La presentación del techo de gasto y de las cuentas no será más que un trámite para lanzar al debate parlamentario la situación política de la comunidad. La izquierda no dará nada de margen a Azcón, que quizá fracasa incluso en la aprobación del techo de gasto. Podrá, igualmente, presentar posteriormente los presupuestos -Montero planea perder en la senda del déficit pero hacer que el Congreso vote los PGE- y medir hasta dónde está de rota la relación con sus potenciales socios de Vox y los siempre aspirantes PAR y Teruel Existe. Con el centro no le dan las cuentas al popular, aunque algunas estimaciones (las más optimistas para el PP) sí le hacen soñar, muy de vez en cuando, con que con los aragonesistas y la España Vaciada se puede gobernar Aragón. La esperanza y lo último que se pierde.
La perspectiva nacional también influirá en la decisión. Azcón se siente independiente para marcar la jugada, por méritos propios y libertades de Feijóo, pero no escapa de que el panorama nacional pone algunos aprietos a cuadrar el adelanto electoral. La semana que viene Pérez Llorca será el nuevo president de la Comunidad Valenciana y se verá hasta dónde hay reencuentro con Vox. Mañueco mira a marzo para la convocatoria electoral en Castilla y León. Y la balear Marga Prohens vacila entre la amenaza de las urnas y la amenaza de gobernar sin cuentas.
La baraja, en la mano de Azcón. El tapete de juego, Aragón. Pidiendo carta, ocho partidos (¿habrá más, habrá menos?). Reparta juego, presidente.
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