Ana Rosa sigue apostando por el silencio cómplice tras ser obligada a despedir a Lequio

«38 años… Toda la prensa cómplice«, eran algunas de las palabras que Antonia Dell’Atte lograba pronunciar este miércoles en No somos nadie tras conocerse que Mediaset había obligado a Ana Rosa Quintana a despedir a Alessandro Lequio. La italiana lleva décadas denunciando los malos tratos sufridos en su pasada relación con el conde, pero hasta ahora no había conseguido que se hiciera justicia. O al menos en lo mediático, ya que sigue sin haber una sentencia judicial que lo condene. La modelo se ha visto señalada y revictimizada por la prensa, e incluso ha dado algunos nombres particulares. Es el caso de Ana Rosa Quintana, quien cierra filas con su colaborador hasta el final y continúa apostando por el silencio cómplice

«¿Sabes quién me ha ayudado? Dios. Hoy me he despertado y me ha dicho: «Ponte la corona de la victoria», decía Dell’Atte desde el programa de TEN. «Sé que muchos periodistas tienen que comer, y lo respeto, pero tener un maltratador sentado al lado y tapar la boca y censurar a todos los periodistas. Yo perdono todo. No tengo venganza», añadía, asegurando que necesitaba tiempo para asimilar todo después de 38 años esperando esta noticia. 

Hace mes y medio, la italiana concedía una dura entrevista a El País en la que relataba cómo fue su relación con Lequio, desvelando algunos de los momentos más complicados que tuvo que sufrir como víctima de violencia de género. Esta declaración volvía a agitar el avispero y la presión social lograba que se empezaran a dar pasos. 

Después de semanas de reuniones, y como publicaba el citado medio este miércoles, Mediaset obligaba a Unicorn Content a prescindir de Alessandro Lequio, colaborador hasta esa fecha de Vamos a ver. La decisión se tomaba después de que el grupo audiovisual revisara toda la documentación judicial que el abogado de la italiana les entregó, relacionada con la causa que Lecquio abrió contra Dell’Atte por llamarle “maltratador” en público.

En aquel momento, el juez concedió a la modelo una exceptio veritatisque permite al acusado de un delito de calumnia o injuria demostrar la veracidad de la imputación para ser eximido de responsabilidad penal. Es decir, las pruebas y declaraciones aportadas por ella eran suficientes para probar que no mentía al tildarlo de «maltratador».Los servicios jurídicos de Mediaset revisaron esta documentación y es entonces cuando se ordena el despido del colaborador. 

Tan solo un día después de que se publicara la entrevista de Dell’Atte, Lequio volvía a sentarse en Vamos a verel programa presentado por Patricia Pardo. Durante una de sus intervenciones, el conde llegó a lanzar una advertencia: «He derivado las afirmaciones de Antonia Dell’Atte a mi abogado para el tratamiento legal correspondiente”. “¿No quieres decir nada más?”, le preguntaba Pardo. “Ya está todo dicho. Lo demás, que lo resuelva quien deba”, respondía él.

Advertencias de Lequio, silencio de Ana Rosa Quintana. Aunque pocas palabras bastan, ya que el hecho de que lo volviera a poner frente a los espectadores ya era un mensaje en sí mismo. Cuando sí habló la presentadora fue 12 días antes de la entrevista de la italiana en un photocall. 

Lequio se encontraba en el ojo del huracán tras la publicación de la biografía de Mar Flores, quien le atribuye la venta contra su voluntad de las famosas fotos en la cama de un hotel que fueron portada de Interviú, guardándoselas a sus espaldas: «Me dejé llevar porque estaba enamorada. Jamás pude sospechar su doble juego. Pero Fernando me advirtió: ‘Esas fotos te las está haciendo él. Te está utilizando y no te das cuenta».

Quintana era entonces preguntada por Lequio en un photocall y no dudaba en posicionarse a su lado: “Es amigo mío, soy la madrina de su hija y quiero a su mujer, María. Él lleva su vida profesional como le parece y tiene edad suficiente para hacer lo que le parezca. Está siendo críticado por unos y comprendido por otrosÉl es fuerte”.

Ahora, después de que Mediaset le haya obligado a prescindir de su «amigo», de nuevo, silencio. Pese a contar con cuatro horas y medias de tiempo con El Programa de Ana Rosa, la presentadora no ha dedicado ni una sola línea al asunto.

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