La hipertensión arterial, conocida como la «enfermedad silenciosa», no suele dar síntomas, pero daña a órganos muy importantes: el corazón, el cerebro, los riñones o los ojos.
La buena noticia es que se puede prevenir y controlar con buenos hábitos. El doctor Julio Hernández, especialista en Cardiología del Hospital Vithas Tenerife, explica cómo influye la genética en el desarrollo de esta condición, que afecta a más de 10 millones de españoles.
Relación entre el consumo de sal e hipertensión arterial
- Comer demasiada sal (sodio) hace que tu cuerpo retenga más agua y que aumente el volumen de sangre que circula: eso eleva la presión.
- Se ha demostrado que reducir la ingesta de sodio baja la presión arterial (PA) de forma dosis-dependiente: cuanto mayor es la reducción de sal y más tiempo se mantiene, mayor descenso de la presión arterial , especialmente en hipertensos.
- Guías europeas de hipertensión arterial recomiendan limitar el sodio a ≈ <5 g/día de sal (≈2 g de sodio) como medida de primera línea.
Además de la sal, una dieta rica en ultraprocesados, azúcares y grasas saturadas y pobre en frutas/verduras se asocia a mayor riesgo de HTA, mientras que patrones tipo dieta mediterránea (más frutas, verduras, lácteos bajos en grasa, frutos secos, legumbres, poco procesado) reducen tensión arterial.
¿Bajo peso al nacer? Tienes más riesgo de sufrir esta enfermedad
Hay una combinación de factores:
- Genética y “sensibilidad a la sal”: porque cada cuerpo es un poco diferente: factores como la genética, el funcionamiento de los riñones, qué tan sensible eres al sodio determinan cuánto te afecta el mismo exceso de sal u otros factores.
- Raza/etnia: los datos (sobre todo en población afroamericana) muestran una mayor prevalencia de sensibilidad a la sal y HTA más precoz y grave, aunque esto combina genética y determinantes sociales.
- Factores ambientales y de vida temprana: bajo peso al nacer, exposición a tabaco, dieta poco saludable y sedentarismo en la infancia se han asociado a HTA en la edad adulta.
- Comorbilidades: obesidad, apnea del sueño, síndrome metabólico, enfermedad renal crónica, etc., aumentan la probabilidad de desarrollar HTA ante los mismos estímulos externos.
¿Cómo influye el sobrepeso?
Tener sobrepeso u obesidad (especialmente grasa en el abdomen) es uno de los factores más potentes para desarrollar hipertensión.
- El exceso de grasa puede producir señales que hacen que los riñones retengan más líquido.
- Se activa más el sistema simpático (el que sube la presión) y el sistema renina-angiotensina (que regula la presión y los vasos).
- La resistencia a la insulina, inflamación, disfunción en el revestimiento de los vasos (“endotelio”) también colaboran.
- La pérdida de peso reduce de forma significativa la PA y mejora la respuesta a fármacos antihipertensivos.
Qué es y cómo cuidar la hipertensión, el asesino silencioso que amenaza a más de mil millones de personas / Freepik
¿Cómo afecta el estrés crónico y la falta de sueño?
- Sí, y no sorprende: si estás en “modo alerta” mucho tiempo (estrés continuo), tu cuerpo mantiene activados mecanismos que elevan la presión (más adrenalina, más “trabajo” de los vasos sanguíneos).
- En cuanto al sueño: dormir poco o mal, hacer turnos, tener apnea del sueño… todo ello empeora el control de la presión. Por ejemplo, la falta de descanso hace que el cuerpo no “resetee” bien los sistemas de regulación de la presión.
- Aunque los mecanismos concretos pueden variar entre personas, en general mejorar el sueño y reducir el estrés son medidas que ayudan bastante a mantener la presión bajo control.
¿Hay diferencias entre hombres y mujeres?
- En general: la presión tiende a subir conforme envejeces (por cambios en los vasos sanguíneos, rigidez de las arterias…).
- Sobre sexo: los hombres suelen tener mayor riesgo de hipertensión más temprano. En las mujeres, después de la menopausia el riesgo se acerca o incluso supera al de los hombres.
- En jóvenes, la hipertensión arterial está creciendo, especialmente asociada a obesidad y estilos de vida sedentarios (revisión global reciente en población infantil/adolescente).
¿Qué enfermedades pueden provocar hipertensión?
- Hay unas cuantas: por ejemplo, enfermedades del riñón, que afectan la capacidad de eliminar sodio/agua; ﹣la apnea del sueño﹣el síndrome metabólico (diabetes, obesidad, colesterol alto); ﹣ algunas enfermedades hormonales (como hiperaldosteronismo, hipertiroidismo) que también hacen subir la presión.
- Además, ciertos medicamentos o hábitos (no dependen de “enfermedad”) también pueden hacer que la presión se dispare más fácil.
- Así que, cuando existe una condición médica que ya “pone en jaque” tu regulación de la presión, se necesita prestar especial atención.
¿Cómo se puede prevenir?
Aquí un “kit básico” fácil de entender:
- Reducir la sal: no eliminarla por completo, pero sí evitar la “cuchara diaria” de sal extra, y los alimentos ultra-salados.
- Comer bien: muchas frutas, verduras, legumbres, cereales integrales; poco procesado, pocas carnes rojas/ultraprocesadas.
- Mantener un peso saludable y reducir el sobrepeso: cada kilo que se pierde ayuda a bajar la presión.
- Hacer ejercicio regularmente: por ejemplo caminar, bici, natación; al menos 150 minutos semanales moderados y algo de fuerza.
- Dormir bien y reducir el estrés: establecer rutinas de sueño, tratar los despertares, evitar excesos de trabajo/tensión.
- Limitar alcohol, no fumar, moderar el consumo de cafeína si tienes ya tendencia a la presión alta.
- Revisiones médicas: ver que no haya otros factores (riñón, tiroides, etc.) que estén contribuyendo.







