El Gobierno tiene el objetivo principal de disolver la Fundación Francisco Franco por hacer apología del dictador. La institución, que fue creada casi un año después de la muerte de Franco es uno de los pocos vestigios que queda de aquel régimen, pero no el único. Pese a que durante la transición española se disolvieron la mayoría de organizaciones que formaban parte del Movimiento Nacional, el único mecanismo existente para la participación política, aún quedan 50 años después partidos políticos y sindicatos que se conformaron durante la dictadura.
Un partido único
En las elecciones veraniegas de 2023, cerca de 5.000 personas en toda España escogieron la papeleta de la Falange Española de las JONS, el partido político heredero de aquel que fundara José Antonio Primo de Rivera durante la II República y que más tarde se constituyó en la base del Movimiento Nacional. Con el yugo y las flechas aún como emblema, la formación asegura en su página web que proponen «un sistema socioeconómico denominado nacionalsindicalismo«, aunque no dan más pistas.
La Falange Española Tradicionalista y de las JONS fue el único partido que operó de manera legal durante la dictadura y en 1976, tras la muerte de Franco, fue la primera formación política que se legalizó, dejando atrás la coletilla de «tradicionalista». Desde entonces, se ha presentado a todas las elecciones generales, aunque nunca ha logrado representación en las Cortes Generales de la democracia. Además, en esta organización se integró el pasado año el partido La Falange, creado en 1999. También ha habido escisiones, como Falange Auténtica, aunque no concurre a las elecciones.
Presencia en la Universidad
Este no es el único caso de una organización franquista que sobrevivió a la transición y medio siglo de cambios. «¿Extinguidos?«, rezaba el mensaje publicado en la cuenta de X, antes Twitter, del Sindicato Español Universitario (SEU), también integrado en el Movimiento Nacional. El post iba acompañado de dos fotografías de jóvenes manifestándose y realizando el saludo fascista.
También haciendo ostentación del yugo y la flecha, el SEU publicó un comunicado con un fuerte discurso xenófobo hace unas semanas, apelando a los jóvenes que ven como su «barrio se transforma en Marrakech o Santo Domingo». «No puedes permanecer indiferente. […] La lucha no es solamente contra los problemas materiales que nos rodean, sino contra la pérdida de valores», sentenciaba, en una llamada a la «lucha» por las ideas. Además, el SEU reivindica su asociación con la Falange Española de las Jons.
Ciertos cambios
Existen otras organizaciones que también surcaron los cambios de la transición, pero que supieron adaptarse. Un caso claro es la Organización Juvenil Española (OJE), que se fundó en 1960 y dependía directamente de la Secretaría General del Movimiento. Sin embargo, tras la muerte del dictador, abandonó los símbolos que le vinculaban al franquismo y se inscribió como organización privada dedicada a la educación no formal de los jóvenes. Aun así, mantiene unos marcados valores conservadores y está vinculada al movimiento scout.
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