Aún quedan vestigios de lo que ya desapareció. Cincuenta años después de la muerte del dictador, Francisco Franco, ha habido diversas etapas en las que se ha trabajado para poner fin a su legado simbólico. A las acciones de los primeros gobiernos democráticos de ámbito municipal hay que sumar la Ley estatal de Memoria Histórica, aprobada en 2007 y reforzada quince años más tarde por la Ley de Memoria Democrática, aún en vigor. A ellas se añaden diferentes leyes autonómicas impulsadas desde los gobiernos progresistas y concejalías en ayuntamientos creadas exclusivamente para hacer cumplir con la legalidad.
Todo esto no ha servido para que el franquismo desaparezca en su totalidad de las calles. En la provincia de Alicante son muchos los espacios que, medio siglo después de la muerte de Franco, aún honran el recuerdo del dictador y lo que representó.
Callosa de Segura mantiene el nombre de Primo de Rivera a uno de los colegios públicos de la localidad. / Tony Sevilla / TONY SEVILLA
Hay casos que son especialmente llamativos. En Callosa de Segura, donde la polémica generada por algunos vecinos ante la retirada de una cruz franquista ubicada al lado de la parroquia acaparó la atención mediática nacional, aún existe el Colegio de Educación Infantil y Primaria Primo de Rivera. El Ayuntamiento, actualmente con Alcaldía socialista, “no hemos hecho nada ni tenemos previsto hacerlo”, según afirma la alcaldesa, Amparo Serrano, que gobierna junto a la Unión de Ciudadanos Independientes y que cuenta en su equipo de gobierno con un concejal de Izquierda Unida (IU).
De esta última organización es el alcalde de Monforte del Cid, Juanjo Hernández. Pese a que IU ostenta la Alcaldía del municipio desde el 2015, una Cruz de los Caídos ocupa un lugar central en la población, con inscripción alusiva al 18 de julio de 1936 incluida. “Se mantiene porque no ha sido prioridad quitarla”, afirma Hernández, quien relaciona este inmovilismo con “el volumen del trabajo del día a día”.
La cruz de los caídos de Monforte se mantiene porque no ha sido prioridad quitarla
No es el único monumento de este estilo en esta localidad, que cuenta con otra cruz de 1926 resignificada durante el franquismo. Según el alcalde de IU, el gobierno local está “a la espera de que la Concejalía de Cultura y Patrimonio haga una propuesta” para eliminar el significado de las cruces sin que pierdan valor patrimonial, ya que “son Bienes de Relevancia Local”, pero a día de hoy no hay noticia de posibles cambios.
El alcalde de Algueña, el socialista Sergio Ramírez, tampoco ha propuesto la retirada de la cruz franquista de su pueblo. “Hemos crecido con ella”, justifica. Existe también el caso curioso de Altea, donde el alcalde, Diego Zaragozí, de Compromís, desconocía que Franco recibió la Medalla de Oro del Ayuntamiento en 1964. “La retiraremos”, asegura.

El mantenimiento de la Cruz de las Germanías en Elche, ubicada en el ahora rebautizado como Jardín de la Concordia, fue avalado judicialmente´. / Áxel Álvarez / AXEL ALVAREZ
Otro caso es el de Elda, donde los socialistas ostentan la Alcaldía desde hace 10 años y aún mantienen la Cruz de los Caídos entre el parque de la Concordia y la calle Salmerón. Iñaki Pérez Rico, actualmente concejal de Cultura, de IU, y en la anterior legislatura autonómica director general de Calidad Democrática, promovió entonces la retirada del monumento en virtud de la ley autonómica.
Según el ahora concejal, “desde el Ayuntamiento se trasladó que la plaza iba a ser reformada y que se retiraría la cruz”, aunque ahora esta actuación está “en stand by” después de que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de diciembre de 2024, ante un recurso de Abogados Cristianos, sentenciara que los monumentos franquistas con las inscripciones retiradas ya no eran favorables a la dictadura. A su vez, el cambio de la ley autonómica de Memoria Democrática por la de Concordia dificulta aún más las interpretaciones. “Estamos en un interregno de leyes”, considera el exdirector general.

Placa del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda con el escudo de La Falange en una calle de Alicante. / Jose Navarro / Jose Navarro
Desde la Conselleria de Justicia, liderada por Nuria Martínez, explican que “se está trabajando en la configuración de un comité de expertos con la finalidad de elaborar un catálogo de vestigios” de un periodo que ya no se concentra entre 1936 y 1978 (es decir, entre el golpe de estado franquista y la aprobación de la Constitución), sino que se alarga desde 1931 (año en el que se proclamó la República) hasta la actualidad.
Grandes ciudades
La Ley de Concordia fue recurrida por el Gobierno central ante el Tribunal Constitucional, que suspendió temporalmente algunos de sus artículos. Mientras tanto, la sentencia del TSJ de diciembre de 2024 ha supuesto un balón de oxígeno a las políticas del PP y Vox, partidarios en todo caso de “reinterpretar” símbolos franquistas sin hacerlos desaparecer. Un ejemplo es el conocido como Jardín de la Concordia, en el paseo de Las Germanías de Elche que luce una cruz que la ultraderecha defendió con fervor.
En esta misma ciudad sobreviven, por ejemplo, 120 calles franquistas, presentes en barrios humildes como Carrús. Miguel Ors, director de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández (UMH), afirma “echar en falta un dictamen del callejero de la ciudad”, tal como se llevó a cabo en otras ciudades.
En Elche se echa en falta un dictamen del callejero de la ciudad
“Después de que en los primeros años de la democracia se retiraran del callejero los nombres de los militares golpistas más reconocidos, la inmensa mayoría se han mantenido”, lamenta Ors, que no es ajeno al hecho de que en Elche, exceptuando dos mandatos municipales, siempre ha contado con alcaldías del PSOE.
En Alicante se intentó llevar a cabo un cambio en el nomenclátor que fue tumbado por la justicia ante un recurso del PP. El motivo, haber impulsado estas modificaciones pese a la interposición de un recurso que obligaba a su paralización temporal. Con la llegada de Luis Barcala a la Alcaldía, en 2018, se procedió al cambio definitivo de muchas de estas calles sin respetar, eso sí, diversos de los nombres iniciales propuestos por el tripartito de izquierdas.

La Hoguera José Antonio de Alicante mantiene la antigua denominación del barrio, ahora llamado MiguelHernández. / Jose Navarro / Jose Navarro
Pablo Rosser, jefe del departamento municipal de Memoria, recuerda que se excluyó del cambio las calles dedicadas a alcaldes franquistas y a algunas las 52 personas asesinadas tras el bombardeo aéreo de finales de noviembre de 1936. Pese a ello, quedan otros elementos como el monumento a los caídos, resignificado en 1987 por el alcalde socialista José Luis Lassaletta y salvado de ser retirado por la sentencia de diciembre de 2024 del TSJ.
Se hicieron buenas resignificaciones, pero se echan en falta cambios y que se recuerden a protagonistas de la ciudad aún en el olvido
También está el conocido como Monumento a los Caídos de la Vega Baja, ubicado en Agua Amarga y que Vox pidió que fuera declarado BIC, aunque Rosser valora su resignificación. Otro de los elementos que sobreviven, a pesar de que no pueden ser resignificados, son las placas del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda, presentes en antiguos bloques de pisos construidos durante la dictadura y que lucen el escudo de la Falange.
Como prueba de la distancia con la que parte de la ciudadanía mira la etapa dictatorial destaca la presencia del nombre de la Hoguera José Antonio en el que hasta hace poco era el barrio homónimo, ahora llamado Miguel Hernández en virtud de la Ley de Memoria Democrática. Sin embargo, la Hoguera del barrio mantiene la denominación anterior. Rafael Soler, presidente de la Hoguera, justifica que “el cambio de nombre sólo afectaba al barrio” y que rebautizar la hoguera “obligaba a obtener un nuevo CIF y a perder antigüedad: no hay otro motivo”.
Lo que no sobrevivió en Alicante fue el águila de San Juan presente en la vidriera del Banco de España hasta diciembre del año pasado, cuando fue retirado en virtud de la Ley de Memoria Democrática. Entidades como Alicante Vivo sí que han destacado la presencia de otros vestigios franquistas o dictatoriales en calles y plazas como Calvo Sotelo o la calle dedicada al general Primo de Rivera, padre de fundador de La Falange y dictador entre 1923 y 1930. Alfredo Campello, portavoz de la asociación cultural, considera que “se hicieron buenas resignificaciones, pero se echan en falta cambios y que se recuerden a protagonistas de la ciudad aún en el olvido”.












