Hay aniversarios que se celebran, pero hay otros que se sienten de verdad como los 130 años que cumple la Unión Musical Santa Cecilia de Benicàssim. Una banda de música que representa uno de los elementos culturales más importantes en nuestro municipio y que este año, más allá de celebrar una significativa cifra, celebra con orgullo el paso de generaciones enteras de músicos que han unido y contribuido a dar identidad a todo el pueblo de Benicàssim.
Y es que las bandas de música, a lo largo y ancho de nuestra Comunidad Valenciana, son mucho más que simples agrupaciones musicales, son un símbolo de identidad y cohesión de cada pueblo y ciudad y significan tradición, arraigo y cultura, contribuyendo a escribir y mantener viva nuestra propia historia.
En Benicàssim, todo empezó en 1895, cuando Leocadio Chornet, con más pasión que medios y más ilusión que certezas, decidió fundar una banda y una escuela de educandos. Fue un acto casi heroico, superar las dificultades y la determinación por abrir un camino donde no lo había. Pero la ilusión de imaginar que un pequeño grupo de jóvenes y vecinos se podía unir y podían convertirse en algo propio, que sobreviviera a guerras, cambios sociales, crisis y modernidad, le pudo. Y la banda no solo nació, sino que sobrevivió y creció, hasta convertirse en patrimonio musical imprescindible para nuestra ciudad.
Tras él llegaron otros maestros directores que también contribuyeron con su talento y amor por la música, sostenerla en tiempos difíciles. Todos ellos han sabido trasmitir e inculcar la pasión por la música de muchos jóvenes llegando, con el paso de los años, a cosechar grandes éxitos individuales como colectivos de la Unión Musical Santa Cecilia, que fueron sentidos como el éxito de los de todo un pueblo.
Los más mayores de Benicàssim me recuerdan con brillo en los ojos a Eduardo Vila, quién dirigió la batuta durante décadas, haciendo sonar grande un Benicàssim, que por entonces era mucho más pequeño. También se recuerdan con cariño a Antonio Alapont, porque Santa Cecilia creció, viajó, aprendió, dejando huella en muchos hogares de Benicàssim, gracias también al resto de maestros como Morales, Mena, Ortells, quienes con el mismo amor a la música han ido dejando su impronta, profesionalidad, manera de hacer y entender la música.
Quiero hacer una mención especial a la primera mujer que dirigió nuestra banda, Eloísa Domínguez. Con ella se abrió una nueva página de nuestra historia reciente, con una mujer al frente de la dirección de la Unión Musical Santa Cecilia de Benicàssim. Desde entonces, por la banda han pasado nuevas batutas. Por eso hoy las aulas están llenas de educandos y de sueños que ya no parecen imposibles.
Su gente
Pero hablar de nuestra Unión Musical es hablar, sobre todo, de su gente. De los niños y niñas que entran el primer día expectantes en el Espai de la Música. De los jóvenes que descubren que la disciplina que involucra la música puede ser hermosa cuando suena afinada. De los padres orgullosos esperando cada tarde las horas finales de ensayo. De quienes tenemos la suerte de acompañar a los músicos en los pasacalles, disfrutar de los conciertos y recorrer las calles de Benicàssim durante procesiones. En definitiva, es hablar de los músicos que han crecido dentro de la banda, que han descubierto el arte, que han encontrado en ella amistades para siempre; que han hallado consuelo en la música y, a veces, su verdadera vocación.
Y es que la relación de la Unión Musical Santa Cecilia con sus gentes siempre ha sido sincera y recíproca. Llevando alegría durante las fiestas o acompañando en tristes, dolorosas y sentidas despedidas, pero siempre al lado de su gente. Llevando también un pedacito del corazón de todos los benicenses, cuando ha viajado a ciudades europeas mucho más lejos de lo que su fundador pudiera imaginar. Recibiendo premios, reconocimientos, y siempre, el cariño sincero de quienes saben que no hay fiesta completa sin su música.
Memoria viva
Este año, conmemorando el aniversario, la Sala Escena recoge la exposición 130 años haciendo música, permitiéndonos echar la vista atrás en el tiempo con fotografías que revelan historias e instrumentos que parecen respirar. Curiosidades como ver la imagen de la primera mujer incorporándose a la banda, los viajes, documentos… es comprender que la Santa Cecilia no es solo historia: es la memoria viva de todo un pueblo.
Por eso este aniversario no es un cierre, es un recordatorio de que lo que mantiene de pie una banda durante 130 años no es la casualidad. Es el amor de quienes enseñan y de quienes aprenden; la pasión de quienes tocan y de quienes escuchan y el coraje de quienes sienten que cada nota, es parte de algo más grande.
Benicàssim no sería el mismo sin su banda. Y quizá la razón sea sencilla: la Unión Musical Santa Cecilia no solo hace música; la convierte en arte y hogar.
Alcaldesa de Benicàssim y senadora















