El 21 de mayo de 2022 se dieron cita en el estadio Metropolitano 40.000 personas para ver el partido de rugby entre España y los Classic All Blacks. Detrás de la organización de aquel evento estaba la promotora Kiwi House, que convirtió el encuentro en un hito al ser el de mayor asistencia de la historia del rugby español. La promotora acabó siendo expulsada del ecosistema rugbístico español por los dirigentes de la actual Federación Española de Rugby, que después de ver cómo no aparecía ni el fondo inversor ni los sustanciosos patrocinios que se anunciaron en la campaña electoral, se han terminado abrazando a la organización de eventos para conseguir algo de ingresos.
Los capitanes de España y los Clasic All Blacks saltan al campo en el Metropolitano / FER
Este sábado se celebraba en el estadio José Zorrilla el amistoso, no era oficial al ser una selección B, entre España e Inglaterra A, partido correspondiente a la ventana de noviembre. Los de Pablo Bouza volvieron a confirmar, pese a la derrota, el crecimiento de un grupo en el que además se produjo el esperado debut de Samu Ezeala. Los Leones perdieron en los instantes finales (25-29) y con inferiorirdad un partido que habían llegado a ir dominando (19-7) al descanso. Un resultado amargo para un desempeño que sigue invitando al optimismo.
La buena imagen del equipo, sin embargo, quedó opacada por la lastimosa panorámica de la grada de Zorrilla. Un estadio semivacío, en el que las cifras oficiales sostienen que hubo 12.000 espectadores. La realidad, ya lo había advertido en los días previos el Día de Valladolid, es que apenas se vendieron 6.000 entradas y el resto fueron invitaciones, una política que se repite en los últimos partidos de los Leones llenando la grada de equipos de cantera al tiempo que se maquilla la falta de tirón de la selección.
Rival, precio de entradas, lluvia, Supercopa…
Para empezar, cierto es que no ayudó que lloviese durante todo el día en Pucela. Pero detrás de este fiasco que supuso el partido de Valladolid hay otras razones de carácter estratégico que deben ser analizadas. Primero el rival, Inglaterra A, que no era especialmente atractivo para llevarlo a un estadio que ni siquiera llenó Fiji hace un año. A la falta de atractivo de los cachorros ingleses se suma que el precio de las entradas para ver a la selección han aumentado notablemente en los últimos tiempos. Quedan atrás los 10 euros que se pagaban en el Central para ver a los Leones, y en este caso la entrada se elevaban hasta los 18 euros para adultos, casi igual que los 20 euros que vale una entrada para un partido del Valladolid de fútbol. por 6 de los niños.
Además, Zorrilla es un campo, si hablamos de rugby, que queda grande a la población oval vallisoletana, por lo que necesita que aficionados de otras provincias y regiones se sumen. Cosa que en este caso, con un rival sin atractivo, un tiempo nada apacible, y precios ‘futboleros’, no se produjo con la frecuencia de otras ocasiones. Y a todo eso se añade que este domingo por la mañana, horas después del choque de España, se jugaba en el Pepe Rojo la Supercopa de España entre los dos equipos de Valladolid, VRAC y El Salvador. Lo que, como más de un aficionado advertía en redes, dejó en casa a mucho rugbier pucelano que prefirió ver el choque de Zorrilla por televisión.
De repartir la tarta a monopolizar las migas
La triste imagen de Valladolid contrasta con la de la semana pasada en Butarque, estadio más ajustado al nicho rugbístico español, con 14.000 localidades de capacidad de las que se ocuparon casi doce mil. Más allá del problema organizativo en la entrada, que generó colas que hicieron perderse a los aficionados los primeros minutos, parece evidente que al rugby español actual necesita más ‘Butarques’ porque Zorrilla le queda grande. La imagen del estadio vacío supone un enorme retroceso para un rugby que falto de patrocinadores sobrevive de las subvenciones de World Rugby y del Consejo Superior de Deportes. El dinero que no se genera por la gestión de los dirigentes se ingresa por el rendimiento de los jugadores y jugadoras. Ni siquiera la organización de eventos, como ha quedado de manifiesto en Valladolid el sábado, genera dinero. No hace faltar compararlo con el show de la NFL en el Bernabéu, pero parece claro que habría sido mejor idea repartirse la tarta con la promotora que metió a 40.000 espectadores en el Metropolitano que monopolizar las migas de los eventos que organiza la Federación con el resultado que vimos en Valladolid. A ver si Málaga sale mejor librada que Zorrilla.
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