festín goleador ante Georgia en el penúltimo paso para estar en el Mundial

España ya está a tan sólo 90 minutos de certificar su presencia matemática en el próximo Mundial de Estados Unidos, México y Canadá. Lo está virtualmente, porque tan sólo un fenómeno paranormal evitaría la presencia de los de Luis de la Fuente en la Copa del Mundo [Georgia 0 – 4 España: así vivimos la victoria de la Selección]

El combinado nacional se dio un festín goleador ante Georgia para firmar su quinta victoria y ratificar el liderato del grupo en esta fase de clasificación. Un resultado abultado con la sensación de que ni siquiera España tuvo que apretar el acelerador a fondo. Y es que no sólo se está ganando la Selección un sitio en el Mundial, sino que también está haciendo méritos para llevar el cartel de gran favorito.

Oyarzabal abrió el marcador desde el punto de penalti, aunque no fue su único gol de la tarde. También se unieron a la fiesta Zubimendi y Ferran Torres. Tan sólo queda el último paso, donde únicamente una goleada inverosímil de Turquía haría volar una clasificación que España ya tiene en la mano.

Una exhibición

España se dio un festín ya en la primera mitad. Como aquel que tiene un hambre impulsiva fruto del estómago vacío, la Selección se lanzó en tromba a por un rival inferior en todos y cada uno de los aspectos del juego.

El partido, en realidad duró poco más de diez minutos, los que tardó el colegiado en señalar un claro penalti para que Oyarzabal empezara a encauzar la victoria.

Antes de eso, España ya había dejado muestras de que iba en serio. Luis de la Fuente se había cuidado mucho de que el ruido externo por lo de Lamine Yamal no afectara y de motivar a sus jugadores teniendo en cuenta que este podría ser el partido definitivo para estar en el próximo Mundial.


Mikel Merino ejecuta un pase en el partido ante Georgia.

REUTERS

No hubo ningún tipo de especulación. La Selección se hizo con el mando del encuentro desde el pitido inicial y Georgia se convirtió en un juguete a manos de su rival. El balón fue completamente español, y tan sólo se pisaba una mitad del terreno de juego.

En estas, un centro de Baena desde el costado izquierdo le llegó a la banda contraria a Ferran Torres. El jugador del Barça quiso devolver el balón al corazón del área, pero en la trayectoria del esférico se cruzó la mano de un defensor georgiano.

Fabián, Ferran, Mikel Merino y Oyarzabal celebran uno de los goles de la Selección en Georgia.


Fabián, Ferran, Mikel Merino y Oyarzabal celebran uno de los goles de la Selección en Georgia.

EFE

Varios futbolistas españoles pidieron al instante penalti, pero el colegiado no lo vio así y decidió hacer caso omiso. La jugada siguió durante un buen puñado de segundos, y cuando terminó efectivamente el árbitro fue llamado por el auricular para acercarse a la pantalla a revisar aquella acción.

Aquella mano estaba despegada, las imágenes eran claras, así que no le quedó más remedio que reconocer su error inicial y señalar la pena máxima. No hubo juego ni vacile ninguno, el balón fue para uno de los mayores expertos en el mundo en el arte de lanzar penaltis, y el desenlace fue el que tenía que ser.

Oyarzabal convirtió desde los once metros escondiendo perfectamente su disparo para engañar a Mamardashvili, que se lanzó al lado contrario.

El dominio absoluto de España se extendió durante los minutos posteriores a este gol. Fruto de ello, llegó el segundo tanto unos instantes después. Fabián filtró un pase mágico al primer toque para dejar solo a Zubimendi que, mano a mano ante Mamardashvili, hizo el segundo.

Una jugada maravillosa, reflejo de la verticalidad que mostraba España un día más. Se acabaron los días de posesiones tediosas sin peligro. Eso no va con el estilo de Luis de la Fuente.

Georgia quiso tener una pequeña reacción de orgullo ante su público. No quería ser aplastada de forma tan clara, pero su orgullo tan sólo le dio para acercarse en un par de veces al área de España con varios saques de esquina consecutivos. Sin peligro real para Unai Simón.

España quería más. Después de coger aire, volvió a la carga. Baena aceleró el juego en tres cuartos, Oyarzabal apuró línea de fondo para poner el centro y Ferran Torres, en el área pequeña, empujó a gol. El tercero en poco más de media hora. Qué festival.

Todavía pudo el propio Oyarzabal ampliar su cuenta goleadora en el tiempo añadido de esta primera mitad, pero Mamardashvili le cerró la puerta.

Más de España

Se antojaba complicado pensar en una reacción digna de Georgia que cambiara el decorado. Efectivamente, eso no sucedió y España siguió a lo suyo, aunque quizás con un puntito más de pausa.

Los de Luis de la Fuente siguieron manejando la posesión y a punto estuvo Ferran Torres de enganchar una preciosa volea para hacer el cuarto al poco de la reanudación. En el intermedio se había marchado Porro para dejar su lugar a Marcos Llorente.

Tardó más de una hora Unai Simón en poder estrenar sus guantes con su primera intervención. Mekvabishvili ejecutó un disparo frontal desde fuera del área que fue directo a las manos del guardameta español. Casi lo único que llevarse a la boca por parte de Georgia en un partido muy pobre.

La afición española celebra un gol ante Georgia.


La afición española celebra un gol ante Georgia.

REUTERS

Como España nunca se conforma con lo que tiene, llegó el cuarto tanto. Ferran Torres puso un centro llovido y sin tensión al segundo palo, y allí Oyarzabal conectó de cabeza. Era difícil el remate porque había que imprimirle fuerza, pero el donostiarra tiene un don para hacer cosas inverosímiles y muy diferentes.

Para entonces ya habían entrado Fermín y Pablo Barrios para dar descanso a dos pilares en el centro del campo como Mikel Merino y Zubimendi. Borja Iglesias ingresó poco después al césped, y a punto estuvo de redondear la manita en un mano a mano que le sacó Mamardashvili.

Oyarzabal celebra con rabia uno de sus goles ante Georgia.


Oyarzabal celebra con rabia uno de sus goles ante Georgia.

EFE

Con el partido visto para sentencia, el resto de minutos fueron un puro trámite. Todos se veían ya en el vestuario y el objetivo era evitar lesiones.

España ya está virtualmente en el próximo Mundial y sobre todo sigue dando muestras de que hay pocos equipos que le puedan parar. Se presume un verano entretenido.

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