Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han descubierto que las células bovinas pueden alcanzar la inmortalidad espontáneamente, sin modificación genética. El hallazgo invierte décadas de convicción científica y abre el camino hacia carne cultivada económicamente viable.
La producción de carne representa uno de los mayores retos medioambientales de la agricultura moderna. La ganadería bovina, en particular, consume recursos hídricos masivos, impulsa la deforestación a escala global y genera una porción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, la carne cultivada emerge como una alternativa que promete mantener la producción proteínica sin los costes ecológicos inherentes a la ganadería convencional. Sin embargo, durante años, un obstáculo técnico fundamental ha frenado su viabilidad comercial: la imposibilidad de reproducir indefinidamente células bovinas en laboratorio de manera segura.
Datos clave de esta investigación
- Hallazgo principal: Las células bovinas pueden alcanzar la inmortalidad de manera natural y espontánea sin modificación genética, eliminando una barrera técnica fundamental para la producción comercial de carne cultivada.
- Metodología: Cultivo continuo de células fibroblásticas bovinas aisladas de razas Holstein y Simmental durante más de 500 días, con seguimiento molecular de cambios en regulación génica, telomerasa y función mitocondrial.
- Resultado destacado: Tras 240 generaciones de división celular y aproximadamente 18 meses de cultivo, emergieron espontáneamente colonias autorrenovables que conservaron integridad genómica y capacidades de reparación de ADN, demostrando un proceso controlado y seguro.
- Mecanismo biológico: La renovación perpetua se impulsa mediante activación natural de telomerasa y PGC1α, proteínas que extienden los extremos cromosómicos y regeneran mitocondrias sin desactivar mecanismos normales de regulación del ciclo celular.
- Implicación económica: Líneas celulares estables y autorrenovables viables representan la base para alcanzar paridad de costos con carne convencional mediante manufactura de cultivo celular continuo a escala industrial.
- Perspectiva biológica: El descubrimiento ilumina la paradoja de Peto al sugerir que los mecanismos defensivos contra el cáncer en mamíferos grandes generan resistencia inicial a la renovación celular que, temporalmente, se supera de forma natural.
- Próximos pasos: Confirmar si esta inmortalización espontánea ocurre en otros mamíferos e investigar la diferenciación de estas células en tejidos musculares y adiposos funcionales para aplicaciones en carne cultivada.
Referencia
Spontaneous immortalization of bovine fibroblasts following long-term expansion offers a non-transformed cell source for cultivated beef. Laura Pasitka et al. Nature Food (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s43016-025-01255-3
Células inmortales
Un equipo de investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en colaboración con la empresa Believer Meats, acaba de resolver este enigma biológico. Su descubrimiento, publicado en Nature Food, demuestra que las células bovinas pueden alcanzar la inmortalidad de forma espontánea, sin intervención genética alguna. Este hallazgo invierte premisas científicas que se consideraban prácticamente indiscutibles y abre nuevas perspectivas para la producción comercial de carne cultivada de bovino.
Liderados por el profesor Yaakov Nahmias, del Centro de Bioingeniería Grass de la Universidad Hebrea, los investigadores rompieron con la convicción preexistente de que únicamente células de especies menores, como las aves, podían alcanzar la inmortalidad sin modificación genética. La resistencia intrínseca de las células de mamíferos grandes a la renovación celular había sido considerada una barrera biológica infranqueable, producto de mecanismos evolutivos de protección contra el cáncer.
Senescencia
Los científicos cultivaron células procedentes de razas Holstein y Simmental durante más de 500 días consecutivos, monitoreando su evolución a través de sucesivas generaciones. Inicialmente, después de 180 días de cultivo, las células ingresaron en senescencia, un estado donde detienen su división indefinida. Parecía que el experimento seguiría las rutas convencionales documentadas. Sin embargo, el equipo persistió durante meses adicionales. Alrededor del día 240 en el proceso de división celular, colonias de células bovinas autorrenovables emergieron espontáneamente.
El análisis molecular posterior reveló que esta renovación perpetua no implicaba disrupciones en los mecanismos normales de regulación del crecimiento celular, ni tampoco comprometía las capacidades de reparación del ADN. En cambio, el proceso se impulsaba mediante la activación natural de dos proteínas clave: la telomerasa y la PGC1α. Estas moléculas funcionan de manera sinérgica para restaurar los extremos de los cromosomas y regenerar las mitocondrias celulares, efectivamente reiniciando el reloj biológico de las células sin introducir transformaciones anómalas.
Carne cultivada
Este descubrimiento reposiciona completamente la ecuación económica de la carne cultivada. Las líneas celulares estables y autorrenovables constituyen el cimiento de cualquier sistema de cultivo celular a gran escala, comparable al rol que desempeñan las cepas bacterianas y de levadura en la manufactura farmacéutica. La existencia de una ruta segura y natural para establecer estas líneas celulares en bovinos sugiere que, teóricamente, la paridad de precios con la carne convencional podría alcanzarse mediante sistemas de manufactura basados en cultivo celular continuo.
La investigación también plantea un antiguo dilema biológico conocido como la paradoja de Peto: la observación de que los animales grandes rara vez desarrollan crecimiento celular descontrolado a pesar de poseer órdenes de magnitud más células que los animales pequeños. El trabajo del equipo de Nahmias sugiere que los mismos mecanismos defensivos que protegen a los mamíferos grandes contra el cáncer podrían ser responsables de su resistencia inicial a la renovación celular, una resistencia que eventualmente se supera mediante adaptación temporal y evolución.
Perspectivas futuras
El siguiente horizonte de investigación incluye determinar si este mismo proceso de inmortalización espontánea ocurre en otros mamíferos y si estas células pueden diferenciarse en tejidos musculares y adiposos viables para aplicaciones en carne cultivada.
Estos interrogantes definirán si este hallazgo representa simplemente un avance teórico o el catalizador de una transformación radical en la producción alimentaria global.









