Tenía unas ojeras tremendas, y me levantaba cinco veces por noche para beberme un litro de agua

Atiende la llamada telefónica Silvia. A su lado está Diego Navarro. Saluda y ambos se ríen. En seguida se nota: madre e hijo tienen la complicidad de quienes se han apoyado para hacer frente a alguna que otra adversidad. Han pasado ya tres años y medio desde que en 2022 Diego tuviera su debut diabético. «Llevaba ya unos días mal. Me fui una semana con el colegio de inmersión lingüística y, al volver, mi madre me vio muy mal. Había perdido mucho peso y me llevó al ambulatorio. Me hicieron una glucemia y saqué un nivel de glucosa en sangre de unos 500 mg/dL. La médico me mandó directo al hospital Infantil de Zaragoza», comparte Diego en el Día Mundial de la Diabetes.

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