Los investigadores han descubierto cómo los continentes se van desprendiendo lentamente desde abajo, alimentando la actividad volcánica en un lugar inesperado: los océanos.
Un estudio internacional dirigido por la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, arroja evidencias sobre cómo fragmentos de continentes son lentamente «arrancados» desde abajo y arrastrados hacia el manto oceánico, que es la capa caliente y en gran parte sólida que se localiza debajo del fondo del océano. De esta manera, el material continental alimenta la actividad volcánica en los océanos durante decenas de millones de años.
Este mecanismo desconocido hasta hoy permite explicar la presencia de materiales continentales en volcanes oceánicos: son fragmentos de la raíz continental que se desgajan, para luego aparecer en sitios de erupciones submarinas, según explican los científicos en el estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
El trabajo combina modelos numéricos y análisis geoquímicos para demostrar que, cuando los continentes se estiran y separan, ondas de inestabilidad en el manto «barren» la base de las raíces continentales a profundidades de unos 150 a 200 kilómetros, arrancando delgadas láminas de material continental.
Un lento desplazamiento
Estas láminas no permanecen junto al continente: el flujo del manto las transporta lateralmente a veces más de 1.000 kilómetros, hasta mezclarlas con el manto oceánico. En ese lugar, el material enriquecido con ciertos elementos asociados con la corteza continental produce magmas con huellas químicas anómalas, que acaban alimentando volcanes insulares y montes submarinos alejados de los límites de las placas tectónicas, de acuerdo a una nota de prensa.
El equipo aplicó su modelo a casos como Christmas Island o Isla de Navidad, un territorio australiano en el océano Índico donde se observan concentraciones inusuales de «elementos enriquecidos». Según los autores, la señal geoquímica detectada en estas regiones se habría originado poco después de la ruptura del supercontinente Gondwana, cuando una inyección transitoria de material continental alteró la composición del manto local y dejó una marca que persistió a lo largo del tiempo.
«Ondas del manto» e islas oceánicas
Este mecanismo, denominado por los especialistas como «ondas del manto», no descarta otras explicaciones para este tipo de fenómenos, como por ejemplo la subducción de sedimentos, pero aporta una alternativa viable cuando esos procesos no encajan con la temperatura o la historia tectónica observada.
Referencia
Enriched mantle generated through persistent convective erosion of continental roots. T. M. Gernon et al. Nature Geoscience (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-025-01843-9
Los modelos numéricos utilizados muestran que el desgarro continental es extremadamente lento, aproximadamente un millón de veces más lento que un caracol, pero con la fuerza suficiente como para arrancar y transportar material durante extensos periodos geológicos.
Comprender este transporte profundo de material continental ayuda a explicar por qué algunas islas oceánicas muestran composiciones aparentemente «continentales», obligando a un nuevo análisis sobre la dinámica térmica y química del manto superior tras la formación de los océanos. Además, sugiere que la ruptura de los supercontinentes dejó un rastro activo en el manto mucho después de la separación de las placas.










