Juliette Binoche ha aterrizado en Sevilla con una convicción clara, casi una brújula creativa que resume su manera de estar en el cine: «Haces cosas nuevas cuando confías en lo que sientes». Lo dijo durante su encuentro con periodistas antes de recoger en la noche de este viernes el Giraldillo de Honor del Festival de Cine Europeo, un reconocimiento que coincide con un momento especialmente significativo en su trayectoria: el estreno de In-I In Motion, su debut como directora, y su creciente responsabilidad como presidenta de la Academia de Cine Europeo, una interprete a la que hemos visto crecer y arriesgarse con cada papel que ha interpretado.
Para Binoche, la intuición no es una herramienta accesoria, sino el centro desde el que se articula toda creación. «Puedes aprender en las escuelas o leer libros, pero definitivamente es algo que es intuitivo y es como hacer algo nuevo», explicó. Ese mismo impulso fue el que acompañó su colaboración con Akram Khan, origen del espectáculo que después daría lugar al documental. «Sabía que hacíamos algo muy especial», recuerda. Y un gesto inesperado terminó de confirmar esa sensación: «Robert Redford vio el espectáculo y, al terminar, vino a hablar conmigo. Me dijo que tenía que hacer una película sobre el espectáculo. En ese momento supe que tenía razón».
Aunque asegura que no siempre está pendiente de las críticas, Binoche sí percibe la vibración que deja su trabajo en cada presentación. «Siento entusiasmo cuando presento una película o cuando participo en una sesión de preguntas y respuestas… puedo ver realmente el impacto que está teniendo», afirmó. Su forma de trabajar, confiesa, se fundamenta en un compromiso total con el presente: “la vida versa sobre el presente”, asegura. De ahí que no sienta la necesidad de largas pausas entre rodajes: “cuando realmente estás en una posición de entrega, no te cansas tanto… recuperas la energía porque estás muy metido en lo que te encanta hacer”.
Una carrera bajo la dirección de los maestros del cine europeo
Ese sentido de entrega también ha guiado su recorrido junto a grandes directores: Anthony Minghella (El paciente inglés), Krzysztof Kieślowski (Tres colores: Azul), Leos Carax (Los amantes del Pont-Neuf) o el propio Jean-Luc Godard, «que no era el más fácil», apunta tras su experiencia en el rodaje de Petites notes à propos du film ‘Je vous salue, Marie‘. Cada uno de ellos, a su modo, le reafirmó la importancia de la intuición en pantalla y detrás de la cámara.
Pero si algo quiso enfatizar en Sevilla fue su visión sobre el lugar del cine europeo en el mundo y la diferencia estructural con la industria estadounidense. Para Binoche, la identidad cultural del continente pasa por defender un espacio donde el arte prevalezca sobre la lógica del mercado. «Como comunidad del arte cinematográfico, damos prioridad al arte por encima del negocio. Al otro lado del Atlántico es distinto: allí lo primero son los negocios, y por eso les resulta tan difícil obtener apoyo».
Ese compromiso es el que asume ahora desde la presidencia de la Academia de Cine Europeo (European Film Academy), institución que considera esencial para fortalecer una voz común y que celebrará el próximo martes 18 en el Real Alcázar la lectura de las nominaciones de la academia. «Lo europeo no se limita a Europa, sino que abarca 57 países en total. Es muy importante estar juntos para tener una fuerza que defienda nuestras almas, nuestros territorios, nuestro ser», señaló Binoche que este viernes no solo celebra un reconocimiento sin también una forma de entender el cine: intuitiva, abierta y profundamente europea.










