El Parlamento Europeo votará este jueves para que las eurodiputadas puedan delegar su voto durante el embarazo o la baja por maternidad. EL PERIÓDICO ha hablado con algunas de las políticas que impulsaron la medida, incluida una española, que ha tardado casi dos años en aprobarse.
Las reglas del Parlamento Europeo exigen que los votos se emitan estrictamente en persona. Parece lógico. El problema es que no existen demasiadas excepciones a esta norma y la vida, a menudo, es más complicada. En 2023, un grupo de eurodiputadas, de distintos colores políticos, todas embarazadas, se dieron cuenta de que perderían su derecho al voto durante su baja por maternidad. Se plantaron y exigieron cambios. Este jueves, la Eurocámara dará por fin luz verde a esa reforma.
Impulsoras
Adriana Maldonado (1990, Pamplona), diputada en el Congreso, fue eurodiputada por el Partido Socialista entre 2019 y 2023. Ella fue una de las impulsoras. “Cuando yo llegué a Bruselas, las instituciones europeas, principalmente el Parlamento, todavía no estaban familiarizadas con que mujeres jóvenes llegasen a cuotas de poder”, explica en una conversación telefónica con EL PERIÓDICO. Esto se traducía en pobres políticas de concienciación, tanto para los padres como para las madres.
Fue estando embarazada de su primera hija cuando se dio cuenta de que el voto telemático, que la Eurocámara utilizó durante la pandemia, no existía durante la baja por maternidad o los permisos parentales. “El Parlamento Europeo estaba totalmente obsoleto en el año 2022”, sentencia.
“Me acuerdo de que había tres eurodiputadas que estábamos embarazadas”, relata Maldonado, en referencia a la también socialista Lara Wolters y la eurodiputada liberal Claudia Gamon. La española explica que envió una carta a la que fuera, y todavía es, presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, exponiendo el caso. Metsola tiene cuatro hijos.
“Lo hice como muy optimista en el sentido de que pensaba que al final era la segunda mujer presidenta del Parlamento Europeo, y como que tenía un poquito más esa sororidad, de hacer una tramitación rápida en cuanto al reconocimiento del derecho al voto telemático en este tipo de situaciones”, explica la socialista. Pero esa reforma se ha retrasado durante casi dos años.
No es Parlamento para mujeres
Otra de esas eurodiputadas que estaba embarazada en 2023 es la francesa de la Izquierda Laila Chaibi (1982, Dijon), cuya hija tiene ahora 2 años. Chaibi, todavía en Bruselas, también celebra la decisión. “Es una buena noticia que la batalla que comenzamos hace dos años y medio finalmente esté llegando a su fin”, asegura Chaibi que conversa con EL PERIÓDICO precisamente tras recoger a su hija de la guardería.
Chaibi denuncia que cuando iniciaron la lucha, “no había nada previsto para las mujeres embarazadas, ni para quienes están a punto de dar a luz, ni para quienes acaban de dar a luz”. No existía ningún mecanismo “para garantizar que las voces de los electores a quienes representa puedan seguir siendo representadas”, lamenta.
La francesa coincide con la española en que el Parlamento Europeo no estaba pensado para una sociedad en la que las mujeres jóvenes tengan posiciones de responsabilidad política. “¿Queremos un Parlamento que represente la diversidad de la sociedad, o queremos un Parlamento donde solo haya hombres y donde no tengamos que preocuparnos por la baja por maternidad? Porque eso también tiene un efecto disuasorio”, advierte.
Dos años esperando
Metsola ha impulsado la petición, que permitirá a los eurodiputados delegar el voto, pero esta ha tardado más de dos años en tramitarse. La reforma de la ley de funcionamiento del Parlamento permitirá que las eurodiputadas que estén embarazadas o hayan dado a luz recientemente deleguen su voto en el pleno a otro eurodiputado hasta tres meses antes de la fecha prevista de parto y seis meses después del mismo.
La Eurocámara dará previsiblemente su respaldo a la medida que necesitará después ser aprobada por unanimidad por los veintisiete gobiernos de la UE, representados en el Consejo. “No estamos pidiendo la luna”, lamenta Chaibi. A pesar de que una amplísima mayoría de miembros de la Eurocámara respalda la medida, “al final ha sido una batalla mucho más complicada de lo que pensaba”, reconoce Maldonado.
Conciliación
Fueron precisamente los problemas con la conciliación los que llevaron a la socialista a abandonar la Eurocámara para volver a la política española. “El hecho de que nos hagan elegir entre ser madre o ser política a nivel europeo, en el Parlamento en este caso, es un debate ficticio”, denuncia Maldonado, quien insiste en que en último término es una cuestión de conciliación. “Y los padres, ¿no? A mí me gusta poner el foco en ellos, porque yo sé de muchos eurodiputados que han sido padres durante estos años y siempre han sido las mujeres, las que en 2023, por ejemplo, denunciamos esta situación”, subraya.
A pesar de la decepción por lo largo y tedioso del proceso, Maldonado está satisfecha con que la media haya salido adelante. “Ojalá ayude a que muchísimas mujeres lleguen al Parlamento Europeo en el futuro y no tengan que enfrentarse a esta situación”, asegura. Además, la socialista insiste en el simbolismo de la medida y en la necesidad de que las instituciones den también ejemplo en este ámbito. “Las administraciones públicas son las que tienen que facilitar que esa conciliación o esa corresponsabilidad sea real, ¿no? Y yo creo que faltaba ese eslabón del Parlamento Europeo”, añade.
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