David ha tocado fondo. El primogénito de los Oramas, harto de toda la situación que está atravesando, ha intentado quitarse la vida. Pero Amanda llegó justo a tiempo y consiguió salvarlo.
Su hermana no se separa de él ni un segundo. Es muy importante para ella, y así como él siempre ha sido un apoyo, quiere devolverle ese amor que siente por su hermano mayor. Cuando David despierta, los hermanos tienen una conversación cargada de sentimientos.
Y, para animarle, Amanda le cuenta una noticia que, por ahora, solo sabe ella. ¡Está embarazada! David se pone a llorar: lágrimas de alegría por su hermana, pero también de tristeza y rabia porque casi se pierde algo así.
“Ahora sí que vale la pena”, dice David, dispuesto a rehacer su vida y ser el tío que el bebé de Amanda necesita.









