Fueron apenas 20 minutos, pero Alberto Núñez Feijóo insufló mucho más que ánimos entre sus diputados. El «entusiasmo» por la «redondez» de su discurso se vio más reflejado aún en los comentarios de pasillo en los chats de WhatsApp que en la larga ovación que siguió a su intervención.
«Hoy era un día importante», explicaba una dirigente en el patio del Congreso.
«Hoy declara el fiscal procesado, habéis sacado lo de la fontanera implicando al presidente… el jefe ha sabido reunirlo todo, dejando muchas frases que describen lo indignante de la situación, y todavía le ha quedado tiempo para hacer propuestas«.
Efectivamente, el discurso de Feijóo tuvo pocas concesiones a la retórica, y cada párrafo, cada frase y cada palabra funcionaron como una bomba de racimo frente a Pedro Sánchez, más que contra el presidente.
Porque eso es.
No todo fueron ataques dialécticos: el líder del PP logró arrancar el titular con una iniciativa audaz, de ésas que rascan votos. Se sacó lo de la rebaja del IVA, «y a plazos», en Vivienda sabiendo que es la primera preocupación de los españoles y que la idea es tan directa al bolsillo del ciudadano que al presidente lo dejó planchado.
Sánchez escuchaba desde su escaño azul, en algún momento riéndose, pero en otros con cara de abrumado. Primero, cuando Feijóo lo destrozó en su ego al preguntarle «si ya le han explicado lo que pasa en esas cumbres internacionales a las que no le invitan».
Segundo, cuando desmontó su argumento de que la UE habla de Vivienda gracias a él: «Oiga, pues haga caso a la Comisión Europea, que le ha dicho que sus políticas intervencionistas son perjudiciales para la bajada de precios».
Y finalmente, describiéndolo como «desleal en esencia». Explicando que «de todo lo que ha robado usted a los españoles, lo más grave es que les ha robado el futuro«.
«No tendrá amnistía»
Pero una ed las claves estuvo en el lanzamiento de una batería de nueve preguntas sobre corrupción que, sin esperanza alguna de que Sánchez las fuera a contestar en la contrarréplica, al menos permiten generar un interesante catálogo de indicios para los que «no tendrá amnistía», prometió, el día que el PP llegue a la Moncloa.
1. «¿Llamó a algún empresario pidiendo patrocinio para su esposa?»
Feijóo puso en duda la «legalidad» de los negocios de Begoña Gómez en Moncloa, traduciendo uno de los delitos por los que está imputada, el de tráfico de influencias, a un lenguaje fácilmente comprensible.
La pregunta apuntaba al entramado de patrocinios a la cátedra extraordinaria de la mujer de Sánchez en la Complutense con compañías beneficiadas por contratos y ayudas de su Gobierno
2. «¿Puede asegurar que su campaña de primarias se financió legalmente y que su suegro no participó?»
El PP ya cuestionó al jefe del Ejecutivo por esto el pasado 30 de octubre, durante su comparecencia en ella comisión Koldo del Senado… y fue el momento de mayor nerviosismo de Sánchez. La propia gestora de aquel PSOE puso en duda la legalidad de la financiación de la campaña del hoy presidente.
Pero el marco de esta pregunta se inscribía en el modus operandi de su entorno, que empezó presuntamente entonces y que hoy es sometido a investigaciones judiciales sobre «financiación irregular» y «blanqueo de capitales» en el PSOE por parte del Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional.
3. «¿Ya sabe dónde vive su hermano, señor Sánchez? Mire bien todas las habitaciones de Moncloa, no vaya a ser que siga por allí.»
El presidente popular lanzó una insinuación burlona sobre el alojamiento del hermano del presidente. David Sánchez habría estado «escondido» en Moncloa mientras residía oficialmente en Portugal, para pagar menos impuestos, mientras trabajaba, teóricamente, en Badajoz, en un puesto por el que va a ser juzgado en breve.
Feijóo lo presentó como el ejemplo de cómo Sánchez utiliza «recursos públicos» para beneficio de su entorno cercano, sin la más mínima preocupación ni «respeto institucional».
4. «¿Ya sabe por qué su partido pagaba con billetes de 500 euros si el banco, como dice usted, solamente les daba billetes de 50?»
La pregunta cuestiona una contradicción en las explicaciones sobre la financiación del PSOE a través de los pagos en metálico que se investigaban.
Feijóo apuntó que «los billetes de 500 euros» nunca se usaron, oficialmente, en Ferraz, porque facilitan transacciones opacas. El propio Koldo puso en duda la versión del presidente, en EL ESPAÑOL, sobre los movimientos financieros de su partido: «He cobrado del PSOE más de lo que dice la UCO; una parte en billetes grandes porque nadie los quería».
5. «¿Ya le consta quién era Koldo, o sigue siendo ‘anecdótico’?»
Los tres de «la banda del Peugeot» protagonizaron la siguiente ráfaga. Feijóo preguntó por el exasesor de Ábalos, presuntamente implicado en tramas corruptas. Sánchez defendido que su relación con él fue meramente «anecdótica», algo desmentido por su propio libro Manual de resistencia o por varias fotos publicadas por este diario.
Su tono dejó clara la incredulidad jocosa de que el presidente no sepa quién es una figura tan relevante en los escándalos que rodean su Gobierno.
6. «¿Ya le consta si Santos Cerdán sigue siendo un ‘socialista decente’?»
«No me consta» fue la respuesta a la que más recurrió el presidente en su comparecencia ante el Senado, hace ahora casi dos semanas. De ahí el juego del líder del PP con la expresión, para trufarla de sarcasmo al cuestionar la limpieza ética de Sánchez y su «encarcelado» secretario de organización.
La pregunta buscaba que Sánchez se hundiera en su escaño, como su Gobierno y su partido están «hasta el fondo» en los escándalos de corrupción que se investigan.
7. «¿Ya le consta si alguien le dijo algo sobre el ‘sólido’ Ábalos antes de cesarle?»
El uso del adjetivo «sólido» ridiculizaba la propia descripción que del ex número dos socialista, hoy procesado, ha hecho el mismo Sánchez, incluso después de verlo implicado en la trama presuntamente corrupta.
Tampoco en la comisión Koldo Sánchez fue capaz de dar respuesta a las noticias que han corroborado que sus colaboradoras directas, Adriana Lastra y Carmen Calvo, le advirtieron de la «vida disoluta» del exministro, tras denuncias de Carolina Perles, la que entonces era su mujer.
8. «¿Y por qué lo volvió a meter en listas dos años después?»
Pero tampoco pudo contestar el presidente aquel día por qué «si reaccionó con celeridad» ante las sospechas, luego recuperó a Ábalos dentro como número dos por Valencia. E incluso se reunió con él, para hablar sobre Koldo antes de estallar el caso y le confesó que echaba de menos su capacidad política.
La pregunta implicaba una falta total de coherencia en la supuesta lucha contra la corrupción que Sánchez dice mantener.
9. «Señor Sánchez, ¿es usted también el presidente de la cloaca? ¿En serio que no tiene nada que decir sobre las afirmaciones de la ‘fontanera’ Leire Díez de que trabajaba para él? ¿La ‘limpieza’ que iba a traer a la política española es esta?»
Feijóo concluyó con una pregunta envolvente que reúne todos los escándalos de corrupción detectados en el Gobierno y su entorno, bajo la «limpieza total» que le encargó a la fontanera Leire Díez, supuesta empleada de las cloacas de Ferraz.
La existencia dentro del PSOE de sistemas de coordinación para operaciones extrajudiciales en busca de «trapos sucios» de fiscales, jueces, periodistas y hasta policías se dirime ahora en el juzgado.
Y Feijóo remataba con ironía cuestionando cómo Sánchez puede proclamar «limpieza» política cuando él mismo está envuelto en todas estas acusaciones de extorsión como «número uno».













