El complejo industrial de BYD en Zhengzhou (China), no es una fábrica al uso. Con una extensión de 130 km cuadrados y más de 60.000 empleados, se trata de un ecosistema que mezcla líneas de producción, centros de diseño, plantas de baterías y semiconductores, museo, y un circuito de pruebas con vocación claramente pública. Y es que aquí no solo se fabrican coches, también se proyecta una imagen de marca y se seduce a los clientes. BYD ha levantado en tiempo récord una ciudad autosuficiente conectada por tren con Europa, con capacidad para fabricar 2 millones de coches al año cuando esté a pleno rendimiento. Hoy ya produce más de 500.000.
Distintos vehículos del grupo BYD a las puertas del mega complejo de Zhengzhou / BYD
Entre robots, AGVs, líneas automatizadas al 98 % y un ritmo de producción de un coche cada 50 segundos, se sitúa uno de los elementos más singulares del conjunto: el Zhengzhou All-Terrain Circuit Experience. Un espacio pensado tanto para validar coches como para impresionar a los visitantes.
Una piscina para navegar con el Yangwang U8
Uno de los momentos más llamativos de la jornada fue la prueba del Yangwang U8 en la piscina de flotación. Se trata de una instalación única, de 70 metros de largo y hasta 2 metros de profundidad, creada para mostrar al mundo que este SUV eléctrico de tres toneladas puede flotar y moverse en el agua.

El Yangwang U8 navegando por la piscina de pruebas / BYD
China sufre con frecuencia inundaciones catastróficas, y BYD ha querido dotar a este coche de una capacidad extra de supervivencia. En caso de emergencia, el coche activa un modo de flotación que sella la carrocería y permite mantenerse a flote hasta 30 minutos, utilizando sus cuatro motores eléctricos independientes para propulsarse en cualquier dirección. Las ruedas giran de forma asincrónica, simulando hélices náuticas.
La experiencia de ver al U8 moverse como un barco es tan impactante como simbólica. En vez de presumir solo de cifras, BYD ha creado una demostración visual de sus capacidades tecnológicas, pensada para convencer a clientes y escépticos con hechos tangibles.
Una duna de récord
El mismo U8 protagonizó otra prueba inolvidable: la subida y bajada de la duna artificial más grande del mundo. Con 29,6 metros de altura, una pendiente de 28 grados y más de 6.000 toneladas de arena, esta instalación replica con fidelidad las condiciones del desierto de Alxa.

El Yangwang U8 antes de escalar la duna artificial más grande del mundo / BYD
BYD ha recreado aquí una situación que muchos todoterrenos jamás enfrentan, pero que permite visualizar la potencia, control y tracción de su tecnología eléctrica. El U8 ascendió la ladera con total solvencia, sin deslizamientos ni titubeos, y descendió de forma estable, sin apenas intervención electrónica visible.

El Yangwang U8 antes de escalar la duna artificial más grande del mundo / BYD
Más allá del espectáculo, esta prueba demostra que el coche eléctrico puede ser capaz en cualquier terreno, incluso en entornos tradicionalmente dominados por los todoterreno diésel.
Paseo en el superdeportivo más rápido del mundo
Todo apuntaba a que el momento estelar de la jornada iba a ser la conducción en circuito del Yangwang U9, el coche de producción más rápido del mundo. Este superdeportivo eléctrico, con más de 1.300 CV y cuatro motores, ha alcanzado 496 km/h en una prueba recientemente.

Vuelta al circuito con el Yangwang U9 / BYD
El circuito de BYD en estas instalaciones cuenta con 1.758 metros de longitud, 9 curvas y una recta de 550 metros, suficiente para probar la aceleración, frenada y comportamiento. Pero la experiencia no estuvo a la altura. La conducción estuvo excesivamente limitada por el equipo técnico, que apenas permitió acelerar, frenar con decisión o tomar curvas con cierta velocidad. Dos vueltas de ‘ecoconsumo’ a los mandos de un coche con un potencial brutal. Una ocasión perdida para conocer de lo que realmente es capaz este modelo.
El off-road park y la sorpresa del Denza B5
Otra de las zonas visitadas fue el parque 4×4, con 27 escenarios distintos que simulan desde rampas inclinadas y cruces de puentes hasta superficies con hielo simulado. Aquí pudimos comprobar las capacidades del Fang Cheng Bao 5, que llegará a Europa como Denza B5.

Prueba en el off-road park con el futuro Denza B5 / BYD
Sin ser una prueba extrema, el recorrido fue suficiente para intuir las excelentes capacidades de tracción del vehículo, así como su suspensión adaptativa y la entrega precisa del sistema híbrido enchufable. Con un diseño llamativo, un interior repleto de tecnología y una propuesta mecánica seria, el Denza B5 apunta directamente a los modelos premium europeos. Si BYD acierta con el precio, puede agitar por completo su segmento.
¿Centro de desarrollo o parque temático?
Llegamos al circuito pensando que se trataba de un centro técnico avanzado. Nos fuimos con la sensación de haber visitado una mezcla entre pista de pruebas y parque temático. Un recinto que, lejos de ocultarse, está abierto al público con paquetes de experiencia para conducir o acompañar a pilotos profesionales.
Desde 83 € por una vuelta como pasajero hasta más de 900 € por conducir el U9, el circuito se convierte en una herramienta comercial más. Hay también una zona de camping, zonas de descanso, espacios para eventos y hasta zonas para niños. BYD ha entendido que la experiencia de marca no se construye solo con publicidad, sino con vivencias directas.

Crab walk con el Denza Z9 GT / BYD
Este complejo responde a una estrategia muy clara: consolidarse como líder mundial de la electrificación no solo por volumen, sino por tecnología, diseño y percepción de marca.
A diferencia de otros fabricantes chinos, BYD fabrica sus propios componentes, baterías, plataformas y motores, lo que le da una ventaja industrial evidente. Y ahora quiere convencer a Europa y Estados Unidos de que sus coches no solo son competitivos, sino deseables.El Zhengzhou Racing Track es parte de ese plan. Un espacio donde cada prueba es una escenografía pensada para reforzar el relato de una marca que ya no se conforma con competir, sino que quiere liderar.

Los Yangwang U9 en el circuito y al fondo las instlaciones de la duna artificial. / BYD
Las instalaciones son espectaculares, el despliegue tecnológico es real, y la ambición de BYD se palpa en cada detalle. Pero no deja de ser un entorno escenificado, donde muchas pruebas están más pensadas para mostrar que para afinar. Y es ahí donde surge la oportunidad: si BYD aprovecha este entorno no solo para impresionar al público, sino para trabajar en dinámica de chasis, dirección, puesta a punto y sensaciones reales al volante, podría resolver una de las pocas asignaturas pendientes que aún tienen sus coches frente a los europeos. El talento lo tienen, el entorno también. Ahora falta apostar más por el desarrollo que por la puesta en escena. Porque si alguna marca china puede hacerlo, esa es BYD.














