MIEL, LIMÓN & VINAGRE | Andrés Mountbatten Windsor, un Brexit en la monarquía británica

Si Dios preguntara a Carlos III por el destino de Andrés de Inglaterra (65 años), el rey británico bien podría emular a Caín y responder: “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?” Lo que están pasando los Windsor estos días no es tanto Génesis como Apocalipsis, con algunas Lamentaciones y muy pronto el Éxodo. Pero es de justicia decir que al menos el tercer hijo de Isabel II no ha sufrido el destino fatal de Abel. Defenestrado, apartado, degradado, expurgado y posiblemente desterrado, sí, pero continúa vivo, coleando y generando escándalos sonrojantes por sus incuestionables lazos de amistad con Jeffrey Epstein, que se ahorcó en la cárcel en 2019 mientras esperaba un juicio por prostitución de menores. La Corona ha impulsado el Brexit de uno de sus miembros para salvarse como institución porque, efectivamente, Carlos es el guardián de su hermano, de su hijo díscolo Enrique, autoexiliado en los Estados Unidos, y de todo aquel que tenga número en la línea de sucesión al trono y pueda hacer mella en su buena imagen con una conducta nada ejemplar. Andrés ocupa el octavo lugar. Esta prerrogativa, una de las pocas que le quedan, solo se le puede arrebatar mediante una reforma constitucional que de momento no se contempla. No es tan fácil amputar la rama enferma del ilustre árbol genealógico.

Fuente