Mes de septiembre del año 2002. Años de gloria y triunfo del equipo ciclista Kelme-Costa Blanca, de origen y con patrocinios alicantinos. Y, en aquella Vuelta a España recién concluida, con un campeón nacido en el País Vasco, pero criado y «adoptado» en la terreta. Aitor González consiguió en aquella cita el mayor triunfo de su carrera.
El ciclista de San Vicente del Raspeig se había impuesto en una Vuelta durísima, en la que realmente no vistió en ningún momento el maillot de líder… hasta el podio final. González disputó la última etapa, una contrarreloj con la línea de meta dentro del estadio Santiago Bernabéu, en reconocimiento al Centenario del Real Madrid, como segundo clasificado de la general.
El alicantino, con 41 kilómetros por delante, tenía una desventaja de un minuto y ocho segundos respecto a Roberto Heras. Su condición de mejor contrarrelojista, pese a ese tiempo de demora, le daba vitola de favorito. Era aquella, además, una Vuelta con morbo, ya que el propio Heras había dejado la temporada anterior el equipo Kelme para poner rumbo al US Postal de Lance Armstong.
El homenaje de Aznar
Los pronósticos se cumplieron y Aitor González le metió más de tres minutos a Heras en la contrarreloj, por lo que acabó ganando con mucho margen aquella edición de la Vuelta a España. Empezó entonces el tiempo de reconocimientos y homenajes, el primero allí mismo donde Zidane, Raúl, Figo y compañía marcaban goles y se había instalado el podio al que el alicantino subió a lo más alto, como el mejor de aquella edición de la ronda española.
En los días siguientes se fueron acumulando citas protocolarias. Una de ellas dejó una imagen para el recuerdo, la del presidente del Gobierno, José María Aznar, del Partido Popular, recibiendo al equipo Kelme-Costa Blanca y al ganador de la Vuelta, Aitor González, en un acto organizado en Torrellano.
Aznar, con los ciclistas Sevilla y González, el director Belda y el empresario Pepe Quiles / EFE
Allí, Aznar, que gozaba de una mayoría absoluta en el poder que había conseguido en las elecciones de 2000 tras haber aterrizado en el palacio de la Moncloa en 1996, no tuvo reparos en agasajar a sus invitados y en vestirse la gorra del equipo, mientras departía con Óscar Sevilla, que había sido líder de la carrera durante la primera mitad de la misma y que se quedó sin subir al podio en la misma crono que vistió de amarillo a Aitor González, y con el propio campeón.
El tiempo pasó para todos. El equipo ciclista desapareció en 2006, señalado por el dopaje en la «Operación Puerto». Aitor González compitió como profesional hasta 2005, sumando algún triunfo de prestigio más en el Tour y en el Giro, y siendo suspendido tras dar positivo por el uso de una sustancia ilegal. Una sanción de la que ya no regresó. Sevilla, por cierto, sigue en activo a sus 49 años. Y Aznar presidió el país hasta el final de su segunda legislatura, en 2004.
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