Cuánta presión deben tener las ruedas del coche en invierno para ahorrar combustible

El fenómeno físico tras el descenso de presión

Las temperaturas exteriores afectan directamente al comportamiento del aire en el interior de los neumáticos. Una bajada de 10 °C puede provocar una reducción de aproximadamente 0,07 bares en la presión interna. Esto se debe a la contracción del aire al enfriarse, lo que provoca que la rueda pierda rigidez, aumente la resistencia al rodar y, en consecuencia, incremente el consumo de carburante. La marca Michelin advierte de este efecto y recomienda revisar la presión con mayor frecuencia durante los meses fríos. 

¿Cuál es la presión recomendada en invierno?

No existe un valor universal para todos los vehículos. Cada fabricante especifica una presión recomendada que suele figurar en la etiqueta del marco de la puerta del conductor o en el manual del vehículo. En invierno, sin embargo, lo habitual es añadir un pequeño margen de seguridad. Específicamente, Michelin aconseja aumentar la presión en unos 0,2 bares por encima del valor que figura en la ficha técnica del coche en situaciones de ambiente muy frío. El objetivo: compensar la caída de presión provocada por el descenso de temperatura.

¿Por qué 0,2 bares adicionales?

  • Compensan la contracción del aire por el frío y aseguran que la rueda mantenga su forma óptima.

  • Evitan que la presión quede por debajo de la recomendada, lo que generaría mayor superficie de contacto con el asfalto y, por tanto, mayor fricción.

  • Mantienen la eficiencia del combustible, ya que menos deformación de la rueda implica menor consumo.

Cómo y cuándo efectuar la medición

Para obtener una lectura fiable de la presión de los neumáticos, deben seguirse las siguientes pautas:

  • Medir con los neumáticos fríos, es decir, tras haber recorrido menos de tres kilómetros o cuando el vehículo ha estado detenido durante tiempo suficiente para que la temperatura de la rueda se estabilice con la exterior. Esto evita lecturas falsas altas por dilatación del aire caliente.

  • Realizar la comprobación antes de un trayecto largo o cuando el coche vaya muy cargado. En estos casos, se recomienda consultar el valor de “presión máxima de carga” que aparece en la etiqueta del vehículo.

  • Utilizar siempre el mismo manómetro o acudir a una estación de servicio o taller de confianza para asegurar coherencia en las mediciones.

Precauciones que deben tenerse en cuenta

  • Evitar tanto el inflado insuficiente como el excesivo. Un neumático poco inflado se deforma más, aumenta el contacto con el suelo y la resistencia al rodar, lo que se traduce en mayor gasto y desgaste irregular. En cambio, un neumático sobreinflado reduce la superficie de contacto y compromete el agarre, especialmente sobre superficies mojadas o heladas.

  • La presión indicada en el manual del vehículo se considera válida para condiciones estándar (temperatura ambiente moderada, carga normal). Si la temperatura es significativamente inferior o si el vehículo transporta carga o remolque, conviene ajustarla acorde.

Beneficios del ajuste adecuado en invierno

Al seguir estas recomendaciones, se logran varios resultados relevantes:

  • Mejor mantenimiento del vehículo: menor desgaste irregular, lo que prolonga la vida útil de los neumáticos.

  • Mejor seguridad: mayor adherencia y estabilidad en condiciones de frío, lluvia o hielo.

  • Menor consumo de combustible: al reducir la resistencia al rodar, se evita un gasto innecesario que puede derivar de una presión inadecuada.

¿Cuándo revisar la presión en invierno?

  • Al menos una vez al mes, como mínimo durante los meses de frío. Algunas fuentes también recomiendan cada dos semanas si las rutas son frecuentes o cargas elevadas.

  • Antes de emprender un viaje largo o transportar carga adicional.

  • Después de una bajada significativa de temperatura ambiente (por ejemplo, tras un frente frío o cambio de estación hacia ambientes más fríos).

Buenas prácticas para el invierno

En resumen, durante el invierno conviene revisar la presión de los neumáticos con mayor frecuencia, medir en frío y aplicar un ligero ajuste (añadir aproximadamente 0,2 bares respecto al valor estándar del fabricante) para asegurar una eficiencia óptima del vehículo. Es fundamental respetar siempre la presión máxima recomendada por el fabricante y evitar inflar en exceso.

Este sencillo mantenimiento puede parecer menor, pero contribuye de manera directa tanto al consumo de combustible como al desgaste prematuro de los neumáticos y la seguridad general en la conducción.

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