Con la bajada de las temperaturas, toca revisar y probablemente cambiar diferentes elementos del coche. Las pastillas de freno, realmente, no son uno de ellos. No obstante, ahora que se acerca el invierno es el momento ideal para revisar que las pastillas de freno estén en óptimas condiciones.
Las pastillas de freno son uno de los elementos más importantes del sistema de seguridad de un coche y, aunque no se sustituyen por temporada, el frío, la humedad y la sal en carretera pueden afectar su rendimiento. Por eso conviene asegurarse de que están en buen estado.
El frío tambén afecta a los frenos
Durante el invierno, la eficiencia del sistema de frenos puede verse reducida por:
- La humedad y el frío extremo, que afectan la fricción entre la pastilla y el disco.
- El uso de sal en carreteras, que acelera la corrosión.
- Las condiciones de conducción más exigentes, como lluvia, hielo o descensos prolongados.
Por eso, aunque no sea necesario cambiarlas solo por la estación, una revisión preventiva antes del invierno es altamente recomendable.
Cuándo cambiar las pastillas de freno
Según los especialistas, el cambio de pastillas no depende del calendario, sino del desgaste, el estilo de conducción y las condiciones de uso. En general, se recomienda sustituirlas cada 30.000 a 60.000 kilómetros, aunque este intervalo puede variar mucho y estos son los factores que más influyen:
- Estilo de conducción: frenar bruscamente o con frecuencia acelera el desgaste.
- Tipo de vía: circular por ciudad, con tráfico y paradas continuas, gasta más las pastillas que hacerlo por autopista.
- Peso del vehículo: coches grandes o SUV desgastan antes los frenos que un utilitario.
- Calidad del material: las pastillas de freno de mayor calidad suelen durar más y ofrecer mejor rendimiento.
Otro parámetro es que la pastilla tenga menos de entre tres y cinco milímetros de grosor. También hay otras señales que indican que las pastillas necesitan un cambio o, al menos, una revisión:
- Ruidos metálicos o chirridos al frenar.
- Mayor distancia de frenado o sensación de que el pedal está más duro.
- Vibraciones en el pedal del freno al detenerte.
- Testigo luminoso de desgaste encendido en el cuadro de instrumentos.
- Descenso del nivel del líquido de frenos, que puede indicar desgaste de las pastillas.
Atender estos signos a tiempo puede evitar no solo un susto, sino también daños en el disco de freno, una reparación mucho más costosa.











