el motivo real detrás de su desplome bajo los 104.000 dólares

El bitcoin pierde impulso y borra las ganancias del verano

El valor del bitcoin cayó un 3,1% en la sesión del martes en Nueva York, hasta los US$103.539, su punto más bajo desde el 23 de junio. La corrección borró las ganancias obtenidas durante el tercer trimestre, impulsadas por el entusiasmo de Wall Street y las compras institucionales.

La tendencia bajista también afectó a ether y a las principales altcoins, que registraron retrocesos cercanos al 4%. En lo que va de 2025, el conjunto del mercado cripto acumula pérdidas superiores al 50%, pese a la entrada de nuevos productos financieros y la mejora regulatoria en regiones como la Unión Europea (Parlamento Europeo).

Un mercado marcado por las liquidaciones de octubre

El desplome comenzó a mediados de octubre, cuando una ola de liquidaciones arrasó con miles de millones de dólares en posiciones alcistas. Desde entonces, el interés abierto en los futuros de bitcóin se mantiene muy por debajo de los niveles previos al evento, señal de que los inversores institucionales han decidido retirarse temporalmente.

Aunque los costos de financiamiento se han vuelto más favorables, pocos operadores muestran disposición a retomar posiciones largas. La consecuencia: la criptomoneda apenas acumula un alza de poco más del 10% en el año, muy por debajo de los índices bursátiles globales.

El factor psicológico tras la caída

“El mercado sigue bajo el peso psicológico del evento de liquidaciones masivas de octubre”, explicó Chris Newhouse, analista de la firma Ergonia. “Ese episodio cambió la forma en que los participantes perciben el riesgo y limita su apetito por nuevas posiciones direccionales”.

Según datos de Coinglass, menos de 500 millones de dólares en posiciones apalancadas fueron liquidados durante la caída del martes, frente a los 19.000 millones que desaparecieron en la sesión del 10 de octubre. Aunque la magnitud actual es menor, refleja un patrón de ventas tácticas y cortoplacistas más que de capitulación masiva.

Opciones y fondos ETF agravan la presión bajista

Mientras los especuladores de futuros reducen exposición, los operadores de opciones han incrementado sus coberturas ante nuevos descensos. Los contratos put con vencimiento a fines de noviembre y precio de ejercicio en US$80.000 son los más demandados en Deribit, filial de Coinbase, lo que sugiere que el mercado descuenta una posible extensión de la caída.

Además, los flujos de salida en fondos cotizados de criptomonedas han aumentado en las últimas semanas. Las ventas procedentes de tesorerías corporativas con activos digitales, un fenómeno que ya se observó en 2022, vuelven a presionar las cotizaciones.

La correlación con la tecnología y la renta variable

El retroceso del bitcóin también coincide con la corrección de las grandes tecnológicas estadounidenses. Compañías vinculadas a la inteligencia artificial como Nvidia o Palantir han perdido valor de mercado ante nuevas dudas sobre sus múltiplos de cotización.

El comportamiento paralelo entre criptoactivos y acciones de crecimiento refuerza la idea de que el bitcóin actúa como un termómetro del sentimiento especulativo. Cuando el apetito por riesgo se enfría, los inversores huyen de los activos más volátiles.

¿Qué puede venir después para el bitcóin?

Los analistas advierten que el nivel de US$100.000 es ahora el soporte psicológico más vigilado. Una ruptura sostenida por debajo podría desencadenar un nuevo ciclo de ventas y poner fin al intento de recuperación iniciado a mediados de año.

Sin embargo, la estructura de mercado muestra ciertos matices alentadores. La disminución del apalancamiento y la moderación del interés abierto reducen el riesgo de liquidaciones en cadena. Este escenario podría facilitar un suelo técnico si el sentimiento mejora en las próximas semanas.

Institucionales y minoristas: un pulso por el control del mercado

Las instituciones financieras que habían apostado por la inclusión del bitcóin en carteras diversificadas han reducido exposición, priorizando la liquidez y los bonos del Tesoro. En contraste, los inversores minoristas mantienen actividad en plataformas de derivados y exchanges asiáticos, donde el volumen apenas ha caído.

Esta dicotomía entre operadores profesionales y minoristas refleja una transición hacia un mercado menos dependiente de la euforia mediática y más condicionado por factores macroeconómicos como los tipos de interés o la fortaleza del dólar estadounidense.

El bitcóin frente al entorno global

El retroceso de las criptomonedas se produce en un contexto global de mayor prudencia inversora. La desaceleración económica en Europa, la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal y la volatilidad geopolítica han impulsado una rotación hacia activos defensivos.

En este entorno, los activos digitales vuelven a situarse bajo escrutinio. La falta de correlación estable con otras clases de activos y la dificultad para actuar como refugio de valor refuerzan la percepción de que el bitcóin aún no ha alcanzado su madurez financiera.

El papel de la regulación y la confianza

Los reguladores internacionales continúan avanzando hacia un marco común para los criptoactivos. La aplicación del reglamento MiCA en la Unión Europea y la supervisión reforzada de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) buscan estabilizar el mercado y evitar nuevas burbujas especulativas.

Sin embargo, la transición hacia un sistema más transparente aún es lenta. La confianza del público general sigue condicionada por la volatilidad extrema y la memoria reciente de quiebras de plataformas como FTX o Celsius.

Perspectivas a corto y medio plazo

Aunque el sesgo sigue siendo bajista, algunos analistas creen que el bitcóin podría encontrar soporte entre los 95.000 y 100.000 dólares antes de cerrar el año. Este rango actuaría como base para un eventual repunte si los flujos institucionales regresan y el entorno macroeconómico mejora.

Por ahora, el mercado parece dominado por estrategias de cobertura y operaciones tácticas. La especulación a corto plazo sustituye a las apuestas estructurales, en un escenario que exige cautela incluso a los inversores más experimentados.

El comportamiento del bitcóin en las próximas semanas servirá como termómetro de la confianza global en los activos de riesgo. Su evolución marcará si la criptomoneda más conocida del mundo logra recuperar terreno o si profundiza en un nuevo ciclo de corrección.

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