Uno de los tipos de contenido que más éxito tiene en TikTok son los vídeos de personas que se mudan a otro país y comparten cómo se adaptan a su nueva vida. Ver cómo afrontan el idioma, las costumbres o incluso la comida local suele resultar muy entretenido para los usuarios.
Y aunque este tipo de vídeos siempre despierta curiosidad, los que más gracia nos hacen —por razones evidentes— son los de extranjeros que llegan a España y se sorprenden con nuestras costumbres. Es el caso de Morgan (@morganinspain en TikTok), una creadora de contenido que lleva un tiempo viviendo aquí y que no deja de compartir las cosas que más le llaman la atención de nuestro país.
Morgan (@morganinspain), tiktoker, en un vídeo
No obstante, y a pesar de que ya es curioso de por sí ver qué es lo que más le sorprende a ella de nuestra manera de ser o de cómo nos comportamos en según qué situaciones, Morgan lleva tanto tiempo viviendo aquí que, cuando volvió de visita a su país natal, Estados Unidos, se quedó en ‘shock’ como nos podría pasar a cualquiera de nosotros.
Para los españoles, algo que no acabamos de asimilar y que criticamos constantemente de la cultura estadounidense es el sistema de propinas. Estamos acostumbrados a dejar propinas solo si estamos muy satisfechos con el servicio o con la comida que nos han ofrecido en un bar o restaurante. Pero no lo hacemos por obligación ni con un porcentaje fijo, como sí ocurre en Estados Unidos.
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Y eso es lo que le ocurrió a Morgan. Al volver a su país de origen y pedir una simple botella de agua en un bar, por la que ya le cobraron más de 4 dólares, además tenía que dejar una propina de 1, 2 o 3 dólares extra. La estadounidense, pese a ser de allí, se quedó a cuadros. De hecho, un usuario americano ‘estallaba’ en comentarios por esto mismo. «Yo me niego a pagar con tarjeta. Pago en efectivo sea donde sea», explicaba. Todo ello para ahorrarse esa propina ‘obligatoria‘.

La tiktoker @morganinspain
Sin embargo, no fue esto lo único que sorprendió a Morgan al volver de visita a Estados Unidos. Tampoco acababa de asimilar que, cuando una amiga le proponía ir de ruta a un pueblo cercano, les pareciera tan poco que el destino estuviera a 8 horas en coche. Una distancia que, en España, sirve para recorrerte buena parte del país.











