Para que el plácido y convincente triunfo (74-90) del Casademont Zaragoza ante el Falco Szombathely en la FIBA Europe Cup no fuera lo más positivo que el equipo aragonés se llevó de tierras húngaras es que algo muy bueno tuvo que pasar allí. Los de Ramírez, que dejaron encarrilada una clasificación que tendrán que rematar en el Príncipe Felipe, se volvieron a casa con la sensación de haber ganado para la causa a dos jugadores que no estaban teniendo un buen inicio de temporada. Bojan Dubjlevic y Marco Spissu resucitaron ante el Falco y su recuperación, de confirmarse, llevaría al Casademont a otra dimensión.
Porque el necesario salto físico que han dado los zaragozanos esta temporada con los fichajes de Devin Robinson o DJ Stephens es evidente, pero pocos jugadores son tan inteligentes en la pista como el montenegrino o el italiano y esa combinación de factores puede hacer que Ramírez y los suyos consigan cosas interesantes este curso. Para ello, parece imprescindible que el talento y la veteranía del pívot y del base sean diferenciales.
El primer paso esta dado. Porque ambos resucitaron en Hungría. Especialmente importante es el caso de Dubjlevic, porque hasta ahora el principal problema de la temporada del Casademont ha venido en el puesto de ‘5’, donde Soriano no está cumpliendo con las expectativas
Al balcánico no se le puede pedir que sea el que era hace 10 años, pero sí que se parezca al que maravilló en sus primeros meses en Zaragoza. Su buen partido ante el Falco, donde fue el más valorado de los aragoneses y tuvo un acierto por encima del 50% en el tiro, llegó en el momento en el que más dudas estaba dejando. Las comparaciones son odiosas, pero el pasado fin de semana, en el duelo ante Tavares, salió notablemente perjudicado. Para poder volver a ser una amenaza, Dubljevic necesita volver a reencontrarse con el acierto exterior y el del pasado miércoles puede haber sido el día de recuperar confianza y que su cabeza haga el clic necesario para volver por sus fueros. Calidad tiene de sobra.
La visión
El otro nombre del día fue el de Marco Spissu. El base ha estado durante el inicio de curso lastrado por unos problemas físicos que, aunque no le han impedido jugar, sí que no le han permitido estar en plenitud de condiciones. Quizá aun no esté al 100%, pero el italiano va poco a poco cogiendo ritmo y en Hungría dejó brotes verdes. Bell-Haynes es un seguro de vida y el Casademont necesita la templanza y la visión de juego de Spissu para completar una de las mejores parejas de bases de la ACB. Ante el Falco, el base superó por primera vez la barrera de los 20 minutos de juego, estuvo inspirado en el lanzamiento y agregó tres rebotes y dos asistencias para firmar su mejor partido en lo que va de campaña.
Aunque, estas dos esperanzadoras recuperaciones, sumadas al buen partido también de Erik Stevenson, hay que contextualizarlas. El Falco Szombathely es un equipo menor y sin el talento ni el físico que los rivales que se va a encontrar semana a semana el equipo aragonés en la competición doméstica. El Bilbao Basket y Mirivilla parecen un enemigo y un escenario perfectos para confirmar sus respectivos renacimientos.















