A Jesús, 88 años, le salvaron los gritos: «Auxilio, auxilio, que me muero». El anciano iba andando con unas bolsas por un sendero de su pueblo, Villaescusa la Sombría (Burgos, Castilla y León), a pocos kilómetros del yacimiento de Atapuerca, y tropezó. «Me fui de cara al suelo», recuerda. Comenzó a sangrar tanto que pensaba que se quedaba ahí. Estuvo gritando desde el suelo varios minutos. Afortunadamente, Puri, vecina, escuchó la llamada de socorro, y se fue hacia él. Puri intentó llamar al 112, el teléfono de emergencias. No escuchaba al operador. Para poder tener cobertura tuvo que irse más lejos, dejando a Jesús solo, sangrando. Al final, tras un buen rato, la ambulancia vino y al anciano, que pese a la edad está hecho un roble, le trataron la nariz rota y varias heridas más en el Hospital de Burgos.
«El caso de Jesús no es el único; se cayeron dos personas más y no hemos podido llamar al 112», alertan los vecinos
Villaescusa hace honor a su nombre: es zona sombría de cobertura. Es uno de los más de 120 pueblos incomunicados de España. En pocos puntos del municipio entra algo de señal, dependiendo de la compañía, pero no suficiente para mantener una llamada sin interrupciones. «En la carretera puede entrar algo, pero lo justo para enviar unos mensajes de WhatsApp y ya está; para llamar es complicado», dicen los vecinos, que recuerdan que «el caso de Jesús no ha sido el único, ya se han caído dos personas más y no hemos podido llamar al 112″ y lamentan que están sufriendo esta situación con mucha preocupación. Si te ocurre algo, dicen, solo te salvarán los gritos. Si alguien te escucha, claro.
Villaescusa es uno de los más de 120 pueblos incomunicados que hay actualmente en España
Algunas veces ha pasado incluso que, al no tener cobertura, la ambulancia no ha sabido llegar porque no funcionaba el GPS. «Si es que vivimos como hace 60 años», se queja Jesús sobre una problemática que afecta a los más de 50 vecinos censados y que ha provocado que a veces salgan a la calle sin el móvil. «¿Para qué, si no funciona?».
«Una mínima comunicación»
Pamela regenta el bar y ya van varias veces que desde el colegio de sus chiquillos le han llamado la atención porque han intentado contactar con ella para algún asunto y su teléfono siempre daba como apagado. «Si están malitos o se han caído no pueden contactar conmigo, claro», razona Pamela, que afirma que se le abre un nuevo problema ahora ya que le exigen por ley que instale un software a su caja registradora con conexión a internet, algo imposible con esta situación que hay en el pueblo.
«Tener comunicación es imprescindible, y más en la España vaciada, donde vivimos mucha gente mayor»
«La España vaciada está abandonada; tener una mínima comunicación es algo imprescindible y en los pueblos más, que estamos mucha gente mayor», añade Paula, que recuerda que no pueden ni pedir cita para el médico, ni para renovar el DNI, ni casi para hacer ningún trámite.
Vecinos de Villaescusa la Sombría llevan meses insistiendo a la Junta, a la Diputación de Burgos y a Telefónica para que les pongan un repetidor para tener cobertura. / José Luis Roca
La falta de conexión telefónica en todo el pueblo -algunos vecinos sí tienen línea fija- ha provocado que haya gente incluso que ha vendido su casa porque sus hijos «no venían porque no tenían acceso a Internet. Si es que nadie quiere vivir aquí, ¿si tienes niños pequeños cómo van a hacer las tareas?». Algunos vecinos se han puesto internet por satélite, pero «va a cazos», asegura Agustín, concejal del pueblo, cuyo ayuntamiento ha pedido a Telefónica, la única compañía que da servicio a este pueblo a través de Movistar, un repetidor, como tienen en otros pueblos de la zona.

Un grupo de ciclistas para por la carretera que cruza Villaescusa la sombría, en Burgos. / José Luis Roca
«Debe ser que somos tan pocos que no es rentable«, aseguran desde el consistorio, que ha enviado varios escritos a la Diputación de Burgos y a la Junta de Castilla y León. «Al final vamos a tener que ir en persona», apunta Paula, que como el resto asegura que la falta de cobertura se debe a que el pueblo está entre laderas, como en una hondonada, y la señal se pierde. «A algunos que tienen Movistar sí les entra algo de cobertura en algunos puntos, pero a mí, que soy de Orange, nada», se queja Alberto, de un pueblo cercano, Santa María de Invierno.
De la fibra óptica aseguran que del plan que anunciaron los políticos de que llegaría al pueblo no quedó más que el eco de las promesas, ya que la obra se acabó, precisamente, en Santa María. «Aquí no han traído la fibra, dijeron que se les acabó el dinero», explican los vecinos, que denuncian, además, que la señal de muchos canales de televisión va y viene -«hay veces que no puedes ver la película entera»- e insisten en que la mejor solución sería instalarles un repetidor.
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