Encuentro de EL PERIÓDICO con Óscar Gaspar, presidente de la Unión Europea de Hospitales Privados (UEHP), y Carlos Rus, presidente de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), para hablar de lo que preocupa al sector. Una inquietud que, resume Gaspar, que también comanda la Associação Portuguesa de Hospitalização Privada, pasa fundamentalmente por la escasez de médicos, enfermeras o matronas. «No tenemos profesionales para contratar», se queja quien dirige los designios de un sector que representa el 42% de las camas hospitalarias en Europa.
-¿Qué problemas comunes tiene la sanidad privada europea?
–Óscar Gaspar. Todos los países -y hay miembros que no son de la UE, como Suiza- aunque tienen sistemas de salud muy diferentes, se enfrentan a los mismos desafíos que, en parte, lo son también para los hospitales públicos: no tener los médicos o enfermeras que necesitamos; el aumento de costes de los medicamentos; de las prótesis; la ciberseguridad… Otra cuestión muy importante es la fiscal. Y esta sí, es diferente en muchos países en los que, además, los gobiernos tienen unas reglas para lo público y, otras, para lo privado.
-¿Habla de los conciertos sanitarios?.
–(O.G.). Sí. En Alemania o en Francia, los hospitales privados están en una situación muy difícil. Hay mucha demanda, pero si se habla de la relación entre el prestador privado y el pagador público, la situación financiera es muy compleja. Y mucho peor después del covid. Tenemos que pagar a los médicos y a las enfermeras a final del mes. Y, si el precio no es equilibrado, no es adecuado con los costes, tenemos un problema.
-En España, el sector dice que incrementar las primas de los seguros de salud implicaría un aumento de los honorarios médicos y, además, un crecimiento en la facturación.
-(Carlos Rus). Partimos de un modelo de aseguramiento desequilibrado. Cuando en otros países, aseguradoras y sector privado se sientan, están hablando de igualdad. En España, si las cinco primeras compañías tienen más del 70% de la cuota de mercado y el grupo hospitalario más grande no llega a tener el 10% de los centros, hay un desequilibrio. Y eso hace que tengamos, por ejemplo, unas pólizas que están hasta un 79% más baratas que en el resto de Europa.
-¿Cuál es el mayor desafío de los hospitales privados actualmente?
(O.G.). La primera cuestión es que no hay profesionales para contratar. Hay que encontrar la manera de atraer a los jóvenes profesionales y, después, crear las condiciones para que estén bien. En Portugal también se dice: ‘Los suecos o los alemanes están robando los médicos’. Pero es un problema mundial. La OCDE dice que en Europa faltan un millón y doscientos mil médicos, enfermeras o matronas.
-¿Agilizar la homologación de títulos de extracomunitarios resolvería el problema?
-(O.G.). Lo que estamos trabajando en Bruselas, es que las leyes europeas sean más claras. No queremos menos calidad, pero el mercado está muy cerrado. Uno de los principios de la Unión Europea, es la libertad de movilización de personas, de capitales, de mercancías… Pero en la salud, esto no es verdad. En Portugal, para una consulta con un dermatólogo tienes que esperar más de seis meses en la privada. En la pública, dos años. En España, es similar. Hablamos de psiquiatras, de pediatras, de anestesistas…
-En España, la patronal se ofrece cíclicamente al Ministerio de Sanidad para aliviar las listas de espera en la pública.
-C.R. Hablamos de un problema de contexto. De mayor esperanza de vida, de ser cada vez más capaces de hacer que enfermedades que antes eran incurables, se curen y cronifiquen. Supone un incremento de la demanda que provoca una saturación de los servicios públicos y de las listas de espera sin precedentes. Si nuestros hospitales hacen el 42% de las intervenciones quirúrgicas, o el 30% de las urgencias y no tienes en cuenta al ámbito privado en la planificación de recursos humanos, es difícil gestionarlo.
-Con datos del Barómetro Sanitario, del Ministerio de Sanidad, la mayoría de la población optaría por la pública ante un problema grave de salud.
-C.R. Tiene su explicación. Uno de los grandes retos es la continuidad. Si un paciente ha elegido la sanidad privada para tratarse su cáncer y el tratamiento que hay que darle no está cubierto por su póliza, se vuelve a reiniciar el proceso en el ámbito público. Al sector privado no le falta capacidad, lo que le falta es el financiador. Y todo tratamiento que tenga la característica experimental no está cubierto por el sector asegurador, que es la principal vía de entrada de pacientes.
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