Con la necesidad de volver a sumar de tres en tres, el Salerm Puente Genil firmó una victoria de oficio ante el Águilas FC (1-0) en su regreso a la competición liguera. Un gol de Montenegro en la segunda mitad bastó para poner fin a una racha de seis jornadas sin ganar y devolver la confianza a un equipo que se reencontró con su mejor versión.
Un comienzo con intención
Desde los primeros compases se percibía la determinación rojilla. El conjunto de Álvaro Cejudo saltó al césped con la idea clara de mandar en el juego y buscando el gol que abriera el partido. El ritmo fue alto y las llegadas, constantes, aunque sin demasiada precisión en los metros finales.
A los veinte minutos llegó el primer aviso serio. Salva Vega conectó un potente disparo desde fuera del área que se marchó cerca del palo. El Águilas, fiel a su planteamiento, apenas inquietó a la zaga pontanesa. El 0-0 con el que se llegó al descanso reflejaba la igualdad del choque, pero también la sensación de que el Salerm merecía algo más.
Acción del encuentro entre el Salerm y el Águilas. / Tino Navas
El empuje tuvo recompensa
Nada cambió tras el paso por vestuarios. El conjunto pontanés volvió a salir con ímpetu, decidido a romper el equilibrio. En el 53’, Edu Chía lo intentó con un remate que atrapó el meta visitante, preludio de lo que estaba por llegar.
Y así fue. En el minuto 60, una jugada trenzada terminó con el balón suelto dentro del área y Montenegro no perdonó. Su disparo cruzado batió al portero del Águilas y desató la euforia en las gradas del Polinario, que volvió a rugir.
El tanto dio aire a los de Cejudo, que ganaron confianza y controlaron el ritmo del encuentro. Pese a los intentos del conjunto murciano por reaccionar, la defensa rojilla se mostró firme y segura, sin conceder espacios ni opciones claras de peligro.
Un triunfo que sabe a alivio
El tramo final del encuentro fue una demostración de madurez del Salerm. Supo gestionar la ventaja, defender con criterio y mantener el balón cuando más lo necesitaba. El pitido final certificó una victoria merecida, fruto del esfuerzo y de la insistencia.
Más allá del marcador, el equipo dejó una sensación de crecimiento. El regreso al Polinario trajo consigo energía y confianza renovada, y el grupo respondió con un triunfo que refuerza su camino en la categoría.
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