de la citación a Maribel Vilaplana a la revelación de Salomé Pradas

La caída de Carlos Mazón se ha precipitado en apenas diez días, con dos mujeres y un funeral como protagonistas. Es el breve tiempo transcurrido entre la entrevista concedida a EL ESPAÑOL, en la que se exhibió combativo, con fuerzas para continuar, y la asunción de su renuncia. En este lapso temporal ha recibido cuatro golpes letales.

El primero llegó en forma de auto de la Audiencia de Valencia. El tribunal provincial, por sorpresa, instó a la jueza instructora de Catarroja a investigar la comida que el presidente valenciano mantuvo con la periodista Maribel Vilaplana hasta bien entrada la tarde de la dana en el restaurante El Ventorro.

La criptonita de Mazón, la desafortunada sobremesa que mantuvo ajeno a la tragedia del barranco del Poyo, se convertía de pronto en objeto de investigación judicial, aunque oficialmente se circunscriba a lo que pudo escuchar Vilaplana de las llamadas entre Mazón y la exconsellera Salomé Pradas, investigada en la causa.

El mismo 23 de octubre, la instructora Nuria Ruiz Tobarra se despojó del tiento que había tenido en todo lo que pudiera que ver con Mazón -al ser aforado- y citó a Vilaplana. Su declaración está prevista para este lunes, aunque este sábado ingresó por una crisis en el hospital y está por ver si llega a declarar.

Lo peor para Mazón, sin embargo, aún estaba por llegar.

El domingo 26 de octubre, día en que se publicó la entrevista en este periódico, el diario Levante-EMV reveló que el presidente valenciano no solo había prolongado la comida con Vilaplana hasta las 18:45 horas de la fatídica tarde. También la acompañó al parking al terminar la misma.

Se trataba de un nuevo cambio de versión en el relato de Mazón sobre lo que ocurrió aquella jornada aciaga. La propia Vilaplana verificó este detalle, y a Presidencia de la Generalitat no le quedó otra que confirmar que ocurrió. Aún llegó al Palau más tarde de lo que había dicho.

La entrevista concedida a EL ESPAÑOL sirvió para subrayar la contradicción de Mazón, que llegó incluso a detallar las calles por las que se habría dirigido directamente desde El Ventorro al Palau de la Generalitat.

Carlos Mazón, durante la entrevista concedida a EL ESPAÑOL.


Carlos Mazón, durante la entrevista concedida a EL ESPAÑOL.

Kike Taberner

«El establecimiento está en la calle Bonaire. Desde el establecimiento hasta el Palau de la Generalitat se pasa por la calle de la Paz, luego se accede a la Plaza de la Reina, luego se pasa por la calle Miguelete, luego se llega a la Plaza de la Virgen, luego se cruza y se llega a la calle Caballeros, y luego se llega al Palau de la Generalitat. Ahí es donde estuvo el presidente de la Generalitat», dijo.

En realidad, acompañar a Maribel al parking requería un desvío inicial, recorrer la calle La Paz en dirección contraria al Palau para acceder al establecimiento de Glorieta.

Lejos de la calma relativa de las semanas previas, la antesala del Funeral de Estado celebrado por el Gobierno de España se había calentado sobremanera. Las asociaciones de víctimas se encendieron con la última revelación, y en el acto descargaron con dureza su ira contra él.

Llegaron a llamarle «asesino», «cobarde» y «rata». Sufrió los improperios de forma reiterada. Y todo ocurrió ante los ojos de toda España, y con la presencia en la ceremonia del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Si bien es cierto que Pedro Sánchez también fue abroncado en el funeral -«cobarde, saliste corriendo como un galgo», le dijeron- la situación sufrida por Mazón marcó un antes y un después por el selecto colectivo que le increpaba: familiares de las 229 víctimas mortales que se cobró la dana en la provincia de Valencia.

«Tiempo de reflexión»

Tal fue el golpe encajado que el propio Mazón sorprendió a propios y extraños el jueves 30 de octubre con unas palabras que sonaron a despedida. Dijo que se tomaba un «tiempo de reflexión», de «reflexión profunda». «Me hago cargo del día de ayer», afirmó. Lo dijo al entrar a un acto, y tuvo que volver a atender a la prensa al salir para rebajar las expectativas de dimisión.

El colmo de sus males llegó al día siguiente. La exconsellera Salomé Pradas abandonó de pronto su perfil discreto para afirmar, primero en el periódico Artículo 14 y, después, a cualquier periodista que la llamase, que Carlos Mazón estaba faltando a la verdad.

En concreto, Pradas criticó a Mazón por afirmar que ella no le había informado en ningún momento de que la Generalitat iba a enviar el mensaje masivo Es-Alert a la población, redactado inicialmente por el riesgo de ruptura de la presa de Forata -un peligro que no se materializó y distrajo al Cecopi del mayor drama mortal de aquella tarde: el desbordamiento de la cuenca del Poyo-.

De nuevo, la respuesta de Mazón sobre ese asunto en la entrevista concedida a este medio sirvió para acreditar el cambio de versión. «¿Supo usted durante la tarde de la dana en algún momento que se iba a enviar la alerta a la población?», rezaba la pregunta.

Carlos Mazón.


Carlos Mazón.

Kike Taberner

«No. No se me informa ni soy un trámite a pasar, parecería una obstrucción técnica en el proceso que el presidente de la Generalitat sea quien tenga que enviar alertas. ¿Por qué se me iba a consultar si no viene ni en el protocolo, ni estoy en el plan de inundaciones? Es absurdo. La jerarquía, desde luego, está clara. Yo no formo parte del Cecopi», respondió Mazón.

EL ESPAÑOL repreguntó: «Se lo pregunto porque se producen llamadas durante la tarde entre usted y la consellera Pradas. Una de ellas se produce a las 20:10, justo un minuto antes de que se envíe el mensaje. Además, parece lógico que una consellera que va a hacer una cosa inédita como enviar un SMS masivo la consulte con el presidente de la Generalitat. ¿En ningún momento le informó?»

Mazón se reafirmó en su respuesta. «No. Y también me consta que una decisión de ese tipo no es una decisión de la propia consellera. En el órgano de coordinación se trabaja de manera conjunta atendiendo a los expertos operativos», dijo.

Pese a responder de forma tan categórica hace solo unos pocos días, este viernes la Generalitat se vio obligada a reconocer que ni dijo entonces la verdad. Admitió que Pradas sí le informó sobre el Es-Alert de la dana, si bien puntualizó que la dirigente no le pidió permiso para enviarlo.

Relevo inevitable

El cúmulo de infortunios y contradicciones, esta última con posibles consecuencias judiciales a medio plazo, llevaron al PP, tanto a la dirección nacional como a la autonómica, a asumir como inevitable el relevo de Carlos Mazón.

El partido considera que los errores propios, agravados sobremanera por la posterior gestión, política y comunicativa de los mismos, le sitúan en una posición insalvable.

Todo a pesar de los sólidos argumentos que responsabilizan también de lo ocurrido a organismos estatales como la CHJ y Aemet en la errónea predicción del fenómeno meteorológico, y al propio Gobierno de España por paralizar en 2021 las obras diseñadas por los ingenieros que habrían evitado la catástrofe.

EL ESPAÑOL reveló este miércoles que las cinco obras más relevantes para desviar y encauzar la cuenca del Poyo costaban 228 millones de euros y tenían solo tres años de plazo de ejecución. La documentación no fue aportada a este periódico por parte de la CHJ hasta que fue solicitada a través de Transparencia.

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