Es la única mujer al mando de una Federación en España. Elisa Aguilar (Madrid, 1976) cambió las pistas por los despachos hace años, fue construyendo su legado hasta convertirse en 2023 en la primera presidenta de la Federación Española de Baloncesto. Otra barrera derribada que marca el camino para las que espera que vengan detrás.
¿Cómo ha sido el camino hasta donde está ahora?
Si le soy totalmente transparente y sincera, yo lo he vivido con muchísima naturalidad. Porque desde que era jugadora sabía que formarse era importante. Fui jugadora profesional durante 20 años y una de las primeras que marchó a Estados Unidos con una beca universitaria. Y luego, cuando volví y todavía estaba jugando, seguí formándome con un Máster de Gestión Deportiva. Tengo un par de ellos. Como tenía muy buena relación con la Federación, empecé en el 2014 y, poco a poco, fui viviendo mi hueco. Un poco como en las canchas. Cuando me retiré, empecé también a observar. Pasé de ser la más veterana en las pistas a ser la más novata en los despachos, en la misma empresa. Y sobre todo observé mucho, aprendí mucho. Fui una esponja. Y cuando me llegó la oportunidad, llevaba ya ocho años en la gestión como directora de competiciones. Prácticamente todos los estamentos, que son los que luego te votan en la asamblea, me conocían ya. Mi trayectoria ha sido muy natural.
Parece aparentemente sencillo.
Hay obstáculos, no se lo voy a negar, pero en mi caso no creo que muy diferentes a si hubiese sido hombre. Luego ya cuando llegas, pues ya es implementar un poco tu estrategia, tu forma de trabajar, tu pensamiento. Los hombres y las mujeres somos distintos, y no es nada malo. Es más, creo que es bueno, porque incluso nos complementamos. Yo he notado muchísimo apoyo tanto de mujeres como de hombres. No tengo esa sensación de que haya tenido muchos obstáculos porque ha habido muchas mujeres antes. Yo soy la primera presidenta en la historia de mi Federación, pero yo no soy la pionera. Yo soy un eslabón de una cadena que empezaron muchísimos años antes muchas mujeres, no solo en el deporte, sino en cualquier otro sector.
El papel de las referentes es clave, entonces.
Es importante. Ahora mismo soy la única presidenta en todas las Federaciones españolas y la primera en mi deporte. Ahora, las jugadoras o las mujeres que quieren dedicarse a la gestión ya ven que se puede llegar. Tener esos referentes motiva y es un espejo en el que reflejarse y seguir. Lo más importante es dar el mensaje de que evidentemente todo tiene un esfuerzo, hay que formarse. Yo estoy por meritocracia, no por género. Eso lo digo absolutamente convencida de ello. Y creo que son importantes esos referentes porque, si trabajas, te formas y luchas, se llega.
«Las cuotas han sido muy positivas para romper muchas barreras»
A veces, las mujeres son nombradas no porque se crea en su talento o potencial, si no por una cuota o para que salgan en la foto.
Todas las mujeres de mi equipo están por meritocracia, no por un número o una cuota. Para mí es positivo que haya políticas para fomentar que las mujeres cubran una cuota. Porque, probablemente en muchos casos, a veces no hay esa creencia y tiene que haber esa imposición. Esas políticas han sido muy positivas para romper muchas barreras. Que perdures en el tiempo es un tema de meritocracia. Yo desde luego es lo que más valoro, porque quiero tener gente válida a mi alrededor y por supuesto voy a abrir las puertas a hombres y a mujeres. Soy muy de tender puentes y creo que somos muy distintos, y lo bueno es complementarnos. Yo por lo menos en la Federación lo hago y estoy muy contenta porque tengo un equipazo.
En estos años de gestión, ¿qué obstáculos se ha encontrado a la hora de tomar decisiones o de ser escuchada?
Yo creo que hay de todo. Como en todas partes, habrá gente que no me haya tomado muy en serio en algún momento dado y ahora como soy presidenta me toman más en serio. Pero también puede ser que esto pase con hombres. Lo que pasa es que no era habitual que hubiese mujeres en según dónde y al principio a muchos podría chocarles. Pero muchos otros han fomentado que eso pasase y estuviesen las mujeres. Hay que quedarse con lo positivo, que es con las personas que ven esto con naturalidad y nos apoyan. Con los que no nos apoyan o no lo ven normal, creo que bastante tienen con pensar así. Los que intentan ponernos zancadillas, es que ni un minuto de nuestra vida hay que darles ni ese placer.
¿Ha sentido alguna vez el síndrome de la impostora?
Es muy innato con la mujer. Nos ponemos a veces una exigencia demasiado alta, no sé si porque, como hemos sido en algún momento muy minoritarias, parece que tenemos siempre que ser mejores o demostrar el doble que los hombres. Y puede ser que en algún momento no me haya sentido lo cómoda que me hubiese gustado, pero también creo que al final es ponerte el mundo por montera y seguir tu camino. Creo que es más la exigencia que tenemos, el querer demostrar, el que haya tanto ambiente masculino. Es más incomodidad de una misma que lo que realmente te están haciendo sentir. No es tanto el entorno, sino nosotras mismas.
La presidenta de la FEB, Elisa Aguilar, junto al exseleccionador masculino de baloncesto, Sergio Scariolo, y el presidente del COE, Alejandro Blanco. / Daniel Gonzalez / EFE
¿Qué hay que mejorar de este entorno?
Hay que relativizar mucho y hay que seguir luchando. Seguir, sobre todo, ayudándonos unas a otras. A veces también nos falta. Y hay veces que está muy bien esperar mucho del entorno, pero muchas cosas dependen de nosotras. Y el paso adelante lo tenemos que dar las mujeres. No podemos esperar que vengan aquí a rescatarnos, porque no necesitamos a nadie que nos rescate. Si queremos algo hay que tirar para adelante, hay que decidir. Es un reto. ¿Hay miedo? Por supuesto. ¿Hay incertidumbre? También. Pero si estás formada y estás en un entorno en el que te puedes sentir cómoda, esa responsabilidad la tenemos que asumir nosotras. No tiene que asumirla absolutamente nadie ni esperar que alguien te llame, porque no te va a llamar nadie. Hay que ser valientes y nosotras somos, las mujeres en general, valientes. Tenemos que ayudarnos y, sobre todo, también dejarnos ayudar.
Eso es complicado, a veces, es un mundo donde la duda es vista como debilidad
En ocasiones, por no querer alzar la voz o por no querer mostrar vulnerabilidad, que es lógico y normal, sufrimos demasiado. A veces es mejor que alguien te tienda la mano y pedir ayuda porque seguramente avances mucho más rápido. Nos tenemos que ayudar mucho más, tenemos que ser mucho más corporativas entre nosotras, que es algo que nos falta un poco.
«Los que no nos apoyan ya bastante tienen con pensar así»
Esa rivalidad está muy presente en la sociedad, de manera histórica.
Soy una persona que, cuando era jugadora y ahora que soy presidenta, creo mucho en el trabajo en equipo. A veces el equipo conecta, y a veces no. Y a veces hay química, y a veces no. O conviven caracteres que no van con el grupo, y hay que tomar decisiones que no son fáciles. Pero si tú pones de tu parte y sumas, siempre es mucho mejor trabajar en equipo que ir a tu bola. Y más en el mundo en el que estamos. Nos tenemos que ayudar mucho más, incluso ellos a nosotras y nosotras a ellos. Esto no es nada de guerras, yo no soy de guerra de género, sino que yo soy más de tender puentes. Y nos falta a veces tender puentes entre nosotras.
¿Qué tenemos que hacer como sociedad para que no sea usted la única presidenta en una federación?
Esto va cambiando y hay cambios significativos. Lo que pasa es que a veces la velocidad no es la que nos gustaría. Hace 50 años, quien practicaba deporte, quien consumía deporte, quien estaba en la gestión, eran los hombres. Por las circunstancias que fueran, por la educación que tenían las mujeres, porque no era lógico que las mujeres practicaran deporte. Por las circunstancias que fueran. Poco a poco se va cambiando. Es parte importante la profesionalización de este sector. Cuanto más profesional es cuando a la mujer probablemente le sea, entiéndame, rentable dar ese paso. A las mujeres nos cuesta más con esas condiciones dar ese paso. Poco a poco hay más referentes, no solo en el deporte, sino en la política, el periodismo… Cada día hay muchas más mujeres. Probablemente si esta conversación la tenemos en 20 años no sé dónde estaré yo, pero espero que haya muchas más presidentas: como una presidenta de gobierno o cualquier mujer que esté en posiciones de responsabilidad. Somos la mitad de la población. La mujer se prepara muy bien y hay una responsabilidad nuestra de ser atrevidas y verlo como un reto.
Suscríbete para seguir leyendo












