Gotham City o El espíritu de nuestra época

Soñé que el mundo era una locomotora que corría desbocada hacia el abismo y que el maquinista era el Joker. La materia con la que armé aquel sueño fue un conjunto de imágenes que me habían horrorizado. En la primera aparecía Donald Trump pilotando un caza, lucía una corona -como la del roscón de reyes-, mientras lanzaba excrementos sobre una multitud de manifestantes valientes. En la segunda, Trump balbuceaba disparates frente a ochocientos mandos del ejército norteamericano. En la tercera, amonestaba -otra vez- al estoico Zelenski, con el fin de convencerle de que o se rinde o el colega Vladimir Vladimirovich lo aplastará sin compasión. En la cuarta, anunciaba un paraíso dorado en Gaza para cuando el terreno haya sido desescombrado. Mi conciencia adormecida anhelaba la aparición de un superhéroe; pero, ¡ay!, tal cosa no ocurrió.

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