esta es la resolución perfecta para los televisores domésticos, según un estudio científico

Durante años, la industria tecnológica ha insistido en que más píxeles equivalen a una mejor experiencia visual. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Nature Communications por investigadores de la Universidad de Cambridge y Meta Reality Labs ha puesto en duda esa creencia. Según sus resultados, la diferencia entre un televisor 4K y uno 8K puede ser imperceptible para el ojo humano en la mayoría de los hogares.

El límite real de lo que el ojo puede ver

El trabajo, titulado “Resolution limit of the eye: how many pixels can we see?”, analizó cuántos píxeles por grado (PPD) puede distinguir una persona con visión normal. Para ello, los investigadores Maliha Ashraf, Alexandre Chapiro y Rafał K. Mantiuk emplearon un monitor 4K de 27 pulgadas colocado sobre un sistema móvil que variaba la distancia entre el espectador y la pantalla.

A 18 participantes se les pidió identificar diferencias entre un bloque gris uniforme y un patrón de líneas muy finas. Los resultados mostraron que el ojo humano alcanza su máximo nivel de detalle a unos 94 píxeles por grado en escala de grises, y entre 53 y 89 píxeles por grado en imágenes a color, dependiendo del tono. Esto significa que percibimos menos detalle en los colores que en las variaciones de brillo.


Investigadores determinaron el límite real de resolución que puede captar el ojo humano

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Aplicando esos valores al contexto doméstico, los científicos determinaron que en un salón promedio —con una distancia de unos 2,5 metros entre el sofá y la televisión— un televisor 4K o 8K no ofrece una ventaja perceptible frente a uno QHD (≈ 2K) del mismo tamaño, especialmente si la pantalla no supera las 44 pulgadas.

Más píxeles no siempre significan mejor imagen

El equipo de Cambridge concluyó que existe un límite biológico que condiciona la experiencia visual. “Nuestros ojos son sensores limitados; es el cerebro el que completa la imagen”, explicó la investigadora Maliha Ashraf. Según su colega Rafał Mantiuk, seguir aumentando la resolución no solo es innecesario, sino también ineficiente, ya que incrementa los costes de fabricación y el consumo energético de los dispositivos.

Para los usuarios, la conclusión es clara: si ves la televisión desde unos dos o tres metros, un panel 4K ya se encuentra en el límite de lo que tu ojo puede distinguir. Invertir en un modelo 8K podría no representar una mejora real, salvo que se trate de una pantalla muy grande o que el espectador se siente a una distancia muy corta.


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Este descubrimiento, además, marca un punto de inflexión para el desarrollo de pantallas en televisores, móviles, automóviles o visores de realidad virtual. El estudio incluso ofrece un calculador online que permite estimar la resolución ideal según el tamaño de la pantalla y la distancia de visionado, una herramienta que podría redefinir cómo elegimos los televisores del futuro.

En definitiva, la ciencia ha demostrado que la obsesión por el 8K puede estar más relacionada con el marketing que con una verdadera mejora visual. A veces, la resolución perfecta no es la más alta, sino la que mejor se adapta a los límites de nuestros propios ojos.



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