Durante los últimos días, miles de estudiantes han ido marchando desde varias ciudades de Serbia hacia Novi Sad, donde este sábado está previsto que se den cita en el acto conmemorativo del primer aniversario de la tragedia que provocó el derrumbe del tejado de la recién renovada estación de tren de la localidad , matando a 16 personas. Fue la chispa que desató la ola de protestas que, desde entonces, encabezan los ciudadanos contra el régimen del presidente Aleksandar Vucic, que lleva 13 años en el poder rodeado y salpicado de corrupción.
«Ha sido el año del despertar de la juventud serbia, y con ella, de la esperanza, el amor y la solidaridad, la ruptura de la oscuridad mediática y la liberación de la ciudadanía del miedo al régimen criminal de Aleksandar Vucic», explica a EL PERIÓDICO Ivan Stanojevic, el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas en Belgrado. A su juicio, también ha sido «el año en que la represión y el terror del régimen culminaron y en que Europa ya no pudo fingir ignorar lo que el régimen hacía en Serbia».
Ha sido un año de miles de protestas por todo el país, cientos de acciones –bloqueos de universidades, escuelas, televisión pública–, decenas de manifestantes y activistas detenidos, espionaje, ataques, suspensión de salarios a los profesores que protestaban, y el uso del armas sónicas contra los manifestantes. Por eso muchos han decidido caminar cientos de kilómetros para reunirse en el sitio donde empezó todo.
«Nadie está en prisión»
«Queremos, en primer lugar, rendir homenaje a las víctimas de Novi Sad y visibilizar que, un año después de la tragedia, nadie ha rendido cuentas, nadie está en prisión, absolutamente nada ha cambiado», argumenta a este diario Selma Kolasinac, estudiante de arquitectura en la Universidad Estatal de Novi Pazar (suroeste de Serbia). «Esto es una prueba más, sumada a las muchas que hemos visto este año, de que el sistema en Serbia no funciona en absoluto. Esta es nuestra forma de expresar rebeldía, nuestro descontento con la injusticia y la corrupción que imperan en nuestro país», explica.
Selma es una de los estudiantes que llevan días caminando. «Exigimos que se cumplan las demandas estudiantiles, exigimos elecciones y todo lo que piden los ciudadanos que llevan un año luchando en esta causa», destaca. Durante la entrevista, se escuchaban aplausos, porque su grupo acaba de llegar a Belgrado, donde los ciudadanos les esperaban, antes de continuar los últimos 100 kilómetros hacia Novi Sad.
«El ambiente es increíble, hay muchísima gente y es una sensación muy agradable, sobre todo porque contamos con el apoyo de la ciudadanía», describe y añade que para los estudiantes de Novi Pazar, donde los ciudadanos son mayoritariamente musulmanes, es muy especial. «Aquí todos somos iguales; nos guían la unidad, la honestidad y la libertad», argumenta.
Apoyo del profesorado
Entre ellos también hay profesores, como el Stevan Avramovic, el profesor de lengua y literatura serbias de Paracin, que lleva 12 marchas hechas durante los últimos meses entre las diferentes ciudades con los estudiantes.
«Caminamos a Novi Sad para rendir homenaje a las víctimas, pero también somos una especie de escaparate ambulante. Cuando la gente nos ve caminar, piensa que entonces no es difícil llegar al destino en transporte público», comenta el profesor Avramovic. Además, destaca que el apoyo del profesorado es fundamental para el alumnado y que luchan juntos por ideales.
¿Y qué esperan de la manifestación del 1 de noviembre? «Me gustaría que no ocurriera nada, porque es un acto conmemorativo y esas víctimas merecen que se recuerde el aniversario con paz y dignidad», comenta Selma. «Pero el régimen, posiblemente, intentará sabotear el acto todo lo posible», teme.
Suscríbete para seguir leyendo














