Las claves
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Juana Rivas ha llegado a declarar al juicio que dirime en Italia si cometió un delito de sustracción de menores al no devolver a sus hijos a su expareja, Francesco Arcuri «tranquila», ha señalado. «No me rindo», ha señalado a los medios de comunicación allí presentes.
Dentro, según ha podido saber EL ESPAÑOL, la mujer granadina no ha respondido ni al abogado de su ex, Francesco Arcuri, ni tampoco a las preguntas de la Fiscalía. Tan solo ha respondido a las cuestiones de su letrado, Carlos Aránguez.
Rivas ha tenido que viajar a Italia a declarar porque su enmarido la denunció por sustracción de menores. No por una cuestión de maltrato, ha subrayado el abogado de Arcuri, Enrique Zambrano.
La denuncia del italiano se debe a que Rivas no devolvió a su hijo menor a Italia al final de las vacaciones de Navidad de este año. Por eso la defensa de Arcuri piensa que podría haber cometido un delito de sustracción de menores.
Cabe recordar que la granadina ya fue condenada por sendos delitos de sustracción de menores, cuestión por la que fue sentenciada a pena de cárcel, de la que le libró un indulto parcial del Gobierno de Pedro Sánchez.
Grabar
En todo caso el juicio en Italia ha empezado mal para Juana Rivas. El juez ha denegado la petición de su abogado para poder grabar la sesión. Además, el magistrado ha pedido a la mujer que no desvele a los medios lo que había contado dentro de la sala.
Los abogados de Rivas han lamentado, a través de un comunicado, que casi una década después, el laberinto jurídico de este caso les «conduce de nuevo a la casilla de salida«, al estar de nuevo Juana investigada por sustracción de menores en España
, pero ahora –subrayan– «con Arcuri sentado en un banquillo acusado por el fiscal de maltratar a sus hijos. El inicial error de no tramitar adecuadamente la denuncia presentada el día 12 de julio de 2016 nos ha llevado a este kafkiano bucle jurídico», lamentan.
España
Afirman que «Gabriel ha perdido su infancia y sólo ha podido escapar del infierno de maltrato en el que vivía cuando, al cumplir los 16 años, pudo decidir venir a España a vivir con su madre. Con 18 años, mayor de edad, relató en primera persona todo lo que ha sufrido».
Sobre el hijo pequeño, Daniel, lamentan que «solamente ha sido escuchado una vez en España por una única jueza, que decidió otorgarle su protección» y que «la ausencia de coordinación entre el Procedimiento Civil y Penal en Italia ha permitido una situación excepcional: que Daniel, con 11 años, sea el principal testigo/víctima del procedimiento por malos tratos impulsado por la Fiscalía Italiana contra su padre, pero que tenga que acudir al juicio de su mano y viviendo en su casa».











