Hace un año, en una tarde como esta, en la redacción de Superdeporte empiezan a sonar los teléfonos. Algunos compañeros están viviendo en sus carnes la inundación de sus casas, otros las de algunos de sus familiares. Lo que parecía ser una semana normal con eventos deportivos importantes en el horizonte próximo y muchas noticias que cubrir de cara al fin de semana se convertirá en algo radicalmente distinto.
Esta cabecera, con más de 30 años de vida hablando de todo el deporte valenciano, se ha de vestir por un tiempo muy prolongado de un periódico de información de proximidad. Poniendo el foco en todas las acciones y repercusiones que ha tenido la dana en el mundo del deporte, la información política, social y de servicio se instala en las páginas de SUPER, que se vuelca con el pueblo valenciano en el día a día.
Desde ofrecer información relevante en un momento de zozobra hasta tratar de ‘alentar’ a una sociedad herida con el carácter más colorido de la prensa deportiva, con portadas reivindicando la orgullosa y solidaria respuesta social que cada día sobrecogió al mundo por no desfallecer durante semanas.
La emoción estaba a flor de piel en la calle, con miles de ciudadanos luchando contra el lodo de sol a sol, tratando de hacer los pueblos habitables de nuevo, con voluntarios arrimando el hombro para hacer llegar ropa y comida a los afectados. Tareas en las que también el mundo del deporte se volcó con la sociedad civil, desde los estadios de Valencia CF o Levante UD o con la ayuda de otros clubes de fuera como Osasuna.
La redacción, en el periódico y en la calle
Desde el día de la catástrofe hasta el regreso del deporte con los emotivos actos de homenaje en los estadios, pasando por dar voz a los damnificados, Superdeporte ejerció con tesón la voluntad de servicio público en unas condiciones muy delicadas y adversas. En la redacción de este periódico hubo desde afectados directos hasta indirectos y toda la rutina de trabajo se orientó a que los más afectados no tuvieran que preocuparse de nada más que de estar con sus familias, así como facilitar turnos para que el resto pudiesen ayudar a los vecinos y familiares afectados mientras se seguía trabajando para sacar un producto que quiso estar con la gente al pie del cañón.
Este esfuerzo fue reconocido en los Premios Panenka a la pieza periodística del año, premiando el trabajo de un periódico que siguió saliendo adelante en las condiciones más delicadas, con sus redactores ayudando en la calle en las horas de luz y dando información de servicio a su gente.













