La escritora Dolores Redondo ha sido la encargada de clausurar este miércoles la primera jornada del festival Ocultura que, hasta el domingo, en Caja Rural de Aragón en Zaragoza, aborda los misterios del arte y la figura de Goya.
En su intervención, Redondo ha hablado sobre una de sus especialidades (ha centrado varias de sus novelas en las brujas pirenaicas), «la bruja como un recurso social que ha servido en muchísimos momentos para justificar un montón de males en el mundo». Con esa idea de la brujería, «algo que le venía muy bien al gobierno para que no les miraran a ellos», llega Goya al mundo y «quiere un mundo ilustrado, de gente que razone y que entienda que uno puede practicar ciertas cosas, pero no se traslada volando en una escoba».
«El constructo de la bruja se mantiene»
Por eso, razona, «él empieza a poner el ojo en que a quién le conviene que haya brujas y en quién ha construido la idea de la brujería. Y en sus cuadros, que aparentemente son escenas de brujería, hay una crítica a esa ignorancia», relata Dolores Redondo, que señala que «Goya murió y la Ilustración se acabó mientras el constructo de la bruja se mantiene. Si Goya hubiera conocido algunas historias que han ocurrido después en el Baztán…».
La primera jornada de Ocultura ha llenado el salón de actos de Caja Rural de Aragón. / JOSEMA MOLINA
Y es que, señala Dolores Redondo, «hay países donde legalmente y según su Constitución se puede perseguir la brujería y unos cuantos donde es legal hacerlo; en España, no, pero sí se sigue persiguiendo a los que son distintos, sí se sigue persiguiendo a los que son diferentes y hay un placer especial en vengarte de ellos. Y eso sigue ocurriendo, sigue estando ahí».
La escritora relata cómo se ve la evolución de Goya en su obra hasta llegar a las ‘Pinturas negras’, «ahí ya había perdido toda esperanza, y me parece terrible, me da mucha pena». Por eso, Redondo concluye con un deseo: «Ojalá Goya esté en algún lugar y vea que algunas cosas sí han cambiado».











