El número de pacientes con Enfermedad Renal Crónica (ERC) no para de crecer en España. Se trata de una patología muy desconocida para los ciudadanos en general y que, sin embargo, afecta ya al 15 % de la población, cerca de 7 millones de españoles.
La Enfermedad Renal Crónica tiene un fuerte impacto en la expectativa de la supervivencia y calidad de vida de los pacientes. El doctor Emilio Sánchez, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), achaca el incremento de casos a «que vivimos más años».
La ERC se asocia con la edad, así que a mayor esperanza de vida, más riesgo. «Después, persisten hábitos poco saludables: alrededor de un tercio de la población fuma, la obesidad está aumentando, hay más diabetes y la alimentación es cada vez peor. Todo esto contribuye al desarrollo de la enfermedad», señala el nefrólogo a este periódico.
No obstante, tiene un «punto positivo». Y es que la Enfermedad Renal Crónica «ahora tiene más visibilidad en los medios de comunicación y la agencia política y social. Esto hace que se diagnostiquen más casos, personas que antes no eran detectadas ahora se identifican con más rapidez».
Enfermedad renal crónica: descubren la causa de la ‘epidemia’ silenciosa que podría superar al cáncer en mortalidad / Ferran Nadeu
Los riñones son los grandes olvidados
Uno de los problemas de la enfermedad renal crónica es que una persona puede perder hasta el 90% de la función renal antes de experimentar cualquier tipo de síntomas. Aunque, como destaca el doctor Sánchez, es una «enfermedad silenciosa», que no produce sintomatología alguna hasta que no está «muy avanzada».
Se estima que un 10% de la población adulta presenta algún tipo de daño renal, y cada año millones de personas mueren en el mundo prematuramente por complicaciones relacionadas con la enfermedad renal. Y detrás de gran parte de estos fallecimientos se encuentra en la falta de conocimiento de la enfermedad y de sus factores de riesgo para contraerla, y, en su caso, realizar las pruebas necesarias para la detección de un posible daño renal.
«Todo el mundo sabe lo que hace un cardiólogo, pero si pregunto qué es un nefrólogo, no creo que ni el 10% lo sepa. Y si pregunto para qué sirve un riñón, la mayoría solo sabe que produce orina. Por eso es fundamental visibilizar la salud renal. Cualquier iniciativa que informe sobre ERC siempre es bienvenida», subraya el especialista.
Las 5 etapas de la Enfermedad Renal Crónica
La ERC se clasifica en cinco estadios. El estadio 1 es el menos grave y el 5 es cuando la función renal está por debajo del 15%, momento en el que se debe considerar un Tratamiento Renal Sustitutivo. Hay tres opciones:
- Trasplante renal (la mejor, pero solo el 25% puede acceder, por infecciones activas, cáncer u otros motivos).
- Hemodiálisis.
- Diálisis peritoneal, que tiene ventajas clínicas, sociales, económicas y medioambientales.

Aumentan la prevalencia de enfermedad renal crónica / Adobe Stock.
Como recalca el doctor Emilio Sánchez, la hemodiálisis es más cómoda para los hospitales porque «requiere menos esfuerzo, mientras que la diálisis peritoneal exige más educación inicial y seguimiento. Sin embargo, los beneficios para el paciente son mayores, y por eso desde la Sociedad Española de Nefrología promovemos su uso».
La formación para recibir este tipo de diálisis dura unas cuatro semanas. «Luego, la primera sesión en casa es supervisada por una enfermera. Además, contamos con telemonitorización: los aparatos envían información diaria sobre el tratamiento. Incluso realizamos videoconsultas para seguimiento».
La IA en la nefrología
En la actualidad, se está usando la Inteligencia Artificial, sobre todo, para gestionar macrodatos, prever la evolución de cada paciente y establecer perfiles de riesgo. Hoy es operativo, pero todavía hay que esperar un par de años para que se generalice en la asistencia diaria.
El doctor Sánchez recalca que los médicos de Atención Primaria deben buscar activamente a los pacientes con riesgo: mayores de 60 años, con diabetes, hipertensión, obesidad o antecedentes cardiovasculares. Es una enfermedad silenciosa, por lo que el paciente rara vez acude por síntomas. Y en todo caso son inespecíficos: apatía, cansancio, náuseas, pérdida de peso, hinchazón de tobillos… Por eso muchas personas no se diagnostican hasta estadios avanzados.










