‘Sin Presupuesto no se gobierna’

María Guardiola ha arrancado el rally electoral. La presidenta de la Junta de Extremadura disolvía este lunes el Parlamento regional antes de que el martes se votaran las enmiendas a la totalidad contra sus Presupuestos de 2026.

Con esta decisión, ha convocado elecciones autonómicas para el 21 de diciembre, adelantándose a una derrota parlamentaria que consideraba un «bloqueo» democrático… e incumplía una norma ética impuesta por Alberto Núñez Feijóo en el PP: «Sin Presupuestos no se gobierna», frente a lo que ocurre a nivel nacional con Pedro Sánchez.

«No entendemos por qué se frena la posibilidad de aprobar los mejores presupuestos de la historia en la región«, ha declarado Guardiola en rueda de prensa. La presidenta ha insistido en que «sin Presupuesto no tenemos herramientas» para desarrollar las políticas necesarias.

Su conclusión es contundente: ante el bloqueo de PSOE y Vox, «sólo los ciudadanos» pueden decidir el futuro de Extremadura.

Guardiola ha rechazado esperar a la votación de las enmiendas fijada para este martes. «Hacer perder el tiempo a los extremeños es una irresponsabilidad», ha argumentado.

Si no disolvía este lunes, el impasse se habría alargado más de un mes, de manera innecesaria, para que las urnas no coincidieran con la Navidad, y se habría retrasado la convocatoria hasta el 25 de enero.

La presidenta ha lamentado el «talante de desprecio y de crispación» que experimentó cuando convocó a los grupos parlamentarios. Su respuesta fue clara: «la ausencia de Vox y la ausencia del secretario general del PSOE».

Pero la maniobra de Guardiola no es aislada. Es el arranque de una ofensiva electoral coordinada del PP que puede comportar hasta cinco convocatorias autonómicas consecutivas: Extremadura, Castilla y León, Andalucía, ya confirmada; casi seguro Aragón y, tal vez, hasta Baleares.

Feijóo expresó «todo el respaldo del PP a Guardiola», afirmando que ha demostrado «responsabilidad y valentía poniendo a los extremeños primero». El líder del PP añadió un comentario muy significativo: «El gobernante que respeta a su pueblo cumple su palabra y un principio básico: frente al bloqueo, elecciones».

La cumbre clave

Esta estrategia fue, según las fuentes consultadas, terminada de diseñar en la Cumbre de Presidentes del PP del último fin de semana de septiembre en Murcia.

Allí, todos los barones populares «expusieron sus situaciones particulares» ante Feijóo. Cada uno marcó sus preferencias y «se establecieron directrices comunes acordadas por todos». Lo que parecía individual es, en realidad, orquestado.

Alfonso Fernández Mañueco convocará elecciones el 15 de marzo «si Sánchez no adelanta las generales». Juanma Moreno también irá a las urnas por cumplimiento de legislatura, y será en junio… si no cae el Ejecutivo del PSOE y Sumar antes.

Pero es que Jorge Azcón será el siguiente en la lista «si no se logra el pacto presupuestario», que ya parece imposible. El barón aragonés se enfrenta a la «pinza de PSOE y Vox» exactamente igual que Guardiola.

Según fuentes cercanas al barón aragonés, «Feijóo ya ha remarcado que si hay dos años sin Presupuestos, las elecciones han de ser automáticas». El presidente gallego ha comprometido que cuando llegue a la Moncloa, lo forzará por ley, aunque la medida comporte, muy probablemente, una reforma constitucional.

Incluso Marga Prohens podría sumarse a esta oleada. La presidenta popular balear tampoco logra un acuerdo para las cuentas de 2026. Aunque el entorno de la isleña recuerda que sacaron los Presupuestos de 2025 el pasado julio, reconocen que «no se descarta un adelanto» si hay bloqueo.

El objetivo

El objetivo del PP es claro. Quiere demostrar a los cuadros regionales del PSOE que «el problema es Sánchez».

Una batería de victorias electorales consecutivas «aturdirá a los socialistas», argumentan en Génova y, ya que «los socios en el Congreso prefieren ser cómplices del desgobierno», una revuelta interna socialista podría acabar con el presidente por desgaste.

Desde la dirección popular insisten en que «ni Guardiola es Sánchez ni el PP es el PSOE». El contraste es buscado: mientras Guardiola convoca elecciones ante el bloqueo, Sánchez sostiene un Gobierno sin Presupuestos desde 2022.

Según fuentes de Génova, «la coherencia es un valor que volverá a la política nacional cuando salga Pedro Sánchez».

El entorno de Feijóo subraya que afronta estas elecciones sin miedo. «No tenemos miedo a las urnas porque el futuro de ningún dirigente debe estar por encima de los ciudadanos a los que representan», aseguran.

Para ellos, esto es audacia, no riesgo.

Porque además, mientras tanto, el contexto para Sánchez empeora. Este lunes perdió los siete votos de Carles Puigdemont que lo sostenían en el Congreso.

El cerco judicial también se cierra sobre el PSOE y a las citaciones judiciales de su exgerente, Mariano Moreno, y la secretaria que guardaba en su cajón los fajos de billetes, se une el procesamiento David Sánchez, el hermano del presidente y de Miguel Ángel Gallardo, quien lo enchufó en la Diputación… y es el candidato del PSOE en Extremadura.

Es más, en apenas una semana comienza el juicio al fiscal general en el Tribunal Supremo.

La oleada electoral del PP tiene intención de capitalizar este debilitamiento del Ejecutivo. Sánchez afronta además críticas por gestión de la crisis migratoria, caos en servicios públicos como el de los trenes y su respuesta a catástrofes como la dana de Valencia.

¿Mayoría absoluta?

Por su parte, el PSOE de Extremadura ha respondido calificando la decisión como «reconocimiento explícito del fracaso político» de Guardiola. Los socialistas acusan a la lideresa extremeña del PP de estar «más centrada en sobrevivir que en gobernar».

Pero Guardiola ha refutado estas críticas con seguridad. Dice aspirar a tener «la confianza mayoritaria de los extremeños», tras dos años trabajando por la región.

Las encuestas la favorecen claramente y la sitúan cerca de la mayoría absoluta. De hecho, el PP extremeño está seguro de mejorar los resultados de mayo de 2023, cuando empató a escaños con el PSOE.

La estrategia está en marcha. Extremadura es sólo el primer acto de una función que promete ser larga y complicada para el Gobierno de Sánchez.

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