La desaparición de Trinidad Suardíaz, y de su hija Beatriz, de 13 meses, a las que se había perdido la pista en 1987 en una pequeña localidad de la provincia de León, Matadeón de los Oteros, será investigada de nuevo tras localizarse en el fondo de una balsa de una mina de espato flúor de la localidad de Berbes, en Ribadesella, dos vehículos que podrían haber pertenecido al marido de la maliayesa.
El juzgado de instrucción número 4 de Gijón ha aprobado continuar con los trabajos de investigación, “recabando la colaboración de cuantas entidades y organismos se estimen precisos, en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas”.
Estas labores serán organizadas y supervisadas por los funcionarios de Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Brigada de Policía Judicial de Gijón.
Se sabe que Suardíaz acudió en julio de 1987 a la Audiencia de León junto al que era su esposo, conocido como “El Portugués” y que ambos firmaron las diligencias por las que se les convocaba a juicio el 15 de septiembre por una denuncia de maltrato. Sin embargo, ninguno acudió a la citación.
Agentes de la Policía Nacional buscaron a las desaparecidas en el domicilio de Matadeón en el que Suardíaz habría vivido con su marido antes de trasladarse a las Hermanas Adoratrices. En 2017, llevaron a cabo la excavación del solar en el que se ubicaba la vivienda antes de su derribo por parte del Ayuntamiento, “hallando vestigios del paso por el lugar de Trinidad y su hija, pero no el destino de las mismas”, según se recoge en al auto judicial.
Posteriormente, descubrieron que la familia también había residido en la localidad de Berbes (Ribadesella), desplazándose hasta el lugar funcionarios del Grupo UDEV de la Policía Judicial de Gijón, quienes averiguaron que el marido se habría deshecho de algún vehículo de su propiedad arrojándolo a la balsa.
Comprobado que los vehículos estaban donde se les había comunicado, los agentes solicitaron al juzgado “los medios necesarios para continuar con los trabajos”, en aras de averiguar si dentro de los mismos podrían estar las desaparecidas.
Cuando se encontraba embarazada de su hija Beatriz pasó unos meses en la casa familiar de Bárzana. Dio a luz en la casa cuna de La Gota de Leche, en Gijón, en junio de 1986, y estuvo unos meses acogida por las Madres Adoratrices, según publicó este periódico. En septiembre de ese mismo año bautizaron a la niña y un par de días después falleció su madre. Al poco tiempo abandonó a las religiosas para regresar con su marido. De nada sirvió que sus familiares le insistieran que no volviera con él. Según el «Diario de León», Da Silva, en la actualidad septuagenario, está acogido en una residencia de tercera edad en la provincia leonesa.
El caso se archivó en febrero de 2017, aunque los agentes de la Policía Nacional no llegaron a abandonar la búsqueda, recuperada ahora por decisión judicial para tratar de resolver un caso pendiente que puede finiquitarse si los dos cadáveres aparecen dentro de esos vehículos, bajo los lodos de una balsa minera en el concejo de Ribadesella.
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